Capitulo 8: Pidiendo Ayuda

Invitado

- Coff, coff, creo que se nos fue un poco la mano ¿no crees?- pregunto Pablo, levantándose del suelo y limpiándose la túnica el polvo de mármol que tenia encima.
- Creo que si se nos fue un poco- contesto Sirius, sacudiéndose el pelo, y con una sonrisa de suficiencia en la cara- pero valió totalmente la pena.
- Totalmente- dijo Pablo, tendiéndole una mano a su hermano para que se levantara- aunque mañana cuando se enteren, al vejete del director le da algo, conjunto con la tal McGonagall cuando le envíen una carta.
- ¿Y como coño estas tan seguro que le envían una carta?- le pregunto su hermano un tanto incrédulo.
- Porque esa vieja gata esta mas loca por Dumby, aunque ella no lo reconociera, y es muy fiel a esta tumba- le explico su hermano como si fuera lo mas obvio del mundo.
- Por cierto la tumba- dijo Sirius acercándose para ver mas de cerca si veía algún cuerpo- ¿crees que el cuerpo allá estado aquí?
- Cuando papa le quito la varita de la muerte estaba hay- le dijo su hermano también acercándose- aunque quizás lo hallan movido o la vieja de McGonagall se lo robo, es muy capaz de haberlo hecho.
- Hay no van a encontrar nada- dijo una voz detrás de ellos, que hizo que los dos se voltearan en seguida con las varitas en alto.
Delante de ellos tenían a una mujer, se notaba por su fisionomía, cubierta por una capa azul claro, como el cielo, no se le veía su cara, ya que la capucha de la cara se la ocultaba por completo.
- ¿Quién eres?- pregunto Sirius muy serio.
- Alguien con quien no desearían nunca toparse- le espeto la mujer- aunque creo que el destino esta en su contra, solo les digo algo, mejor se van antes de que los mato aquí mismo.
- ¿Y quien te crees tu, estúpida, para decirnos que hacer?- le espeto Pablo comenzando a enfadarse.
- Ya que lo que les gusta son los insultos, mocoso insolente, solo les voy a decir que vayan diciendo sus últimas palabras porque hoy de aquí no salen y yo, me convertiré en su verduga.
Sin previo a viso, la mujer se elevo por los aires y sin más les empezó a lanzar bolas de fuego azul sin necesidad de varita. Aunque tomo por sorpresa a los hermanos, no perdieron el tiempo y empezaron a esquivar las bolas, que cada vez eran más y más, y parecía que la mujer no se iba a cansar jamás. Sirius miro a todos lados, buscando algún refugio de la lluvia de fuego que les estaban lanzando y sin pensarlo corría a ocultarse detrás de un ángel de piedra. Pablo hizo lo mismo, y se oculto detrás de una lapida que estaba a poca distancia del ángel con el cual su hermano se protegía.
- ¿Qué hacemos?- le grito Pablo.
- Tengo una idea- le dijo Sirius, al ver que la mujer de la nada se volvía una psicópata desquiciada y no dejaba de lanzar las bolas de fuego aunque ya lo único que hacia era quemar el suelo donde impactaban- tu trata de colocarte detrás de ella, y cuando te de la señal la atacamos al mismo tiempo.
- Pero tú quedaras inmune a cualquier ataque- le dijo su hermano.
- Tranquilo- le dijo Sirius- no creas que pensé en eso- y al instante hizo unos complicados movimientos con su varita y de la nada apareció un gran escudo de titanio reforzado con diamante- no te preocupes que yo tengo esto, tu encárgate de estar detrás de ella cuando te de la señal.
Pablo asintió, y salió sigilosamente detrás de la lapida. Sirius miro por encima de una de las alas del ángel y vio que la mujer seguía lanzado bolas de fuego, el chico pudo notar que estaba como en algún trance y no hacia otra cosa.
- ¡Oye, pedazo de inmunda, remedo de mujer, psicópata desquiciada!- grito el chico sin levantarse detrás del ángel para darle tiempo a su hermano- por si no te has dado cuenta ya no estamos parados frente tuyo.
- Eso ya lo se lindura- le susurro a su odio una voz. El chico volteo la cabeza y pego un brinco de sorpresa al tener a la chica, cubierta por su túnica azul, a su lado.
Sin perder el tiempo salió de detrás de la estatua y levanto su varita y la apunto.
- Dime de una buena vez quien eres a menos que quieras que te mate en este preciso instante- le espeto el chico, un tanto nervioso.
- No tienes las bolas para matarme- le dijo la mujer sin inmutarse un tanto, acercándose a el.
- ¿A no?- el chico sonrió ante la incredulidad de la mujer - se ve que no sabes quien soy……….. ¡Avada Kedavra!
La chica no tuvo mucho tiempo de reaccionar, pero aun así pudo desaparecer unos segundos antes de que la maldición la alcanzara, ocasionando que el ángel de piedra estallara. Sirius se cubrió con el escudo para protegerse de las piedras, pero no tuvo mucho tiempo de reaccionar cuando sintió una quemadura en su costado izquierdo. Se mordió el labio para no gritar y cayó arrodillado al suelo. Soltó el escudo y vio que aun el espectro de la chica seguía elevado lanzando bolas de fuego.
- Se ve que te subestime……
- Y por mucho- le contesto Sirius a la voz que no sabia de donde provenía- te voy a explicar algo linda, yo soy todo un caballero con las mujeres pero cuando me enojo me sabe a mierda todo y ataco a cualquiera que tenga al frente, así que mejor me dices quien eres antes de que me enoje de verdad y empiece a practicar contigo ciertos trucos que tengo que aun no pruebo.
Sirius vio que su hermano había llegado detrás del espectro de la chica y levantando la varita, apuntándolo, en espera de la señal de tu hermano.
- Bueno si lo pones de esa forma- le dijo la voz de la chica- te lo voy a decir antes de seguir divirtiéndome contigo y tu hermanito- Sirius se asusto un poco al notar que para la chica ellos dos eran un simple juego y que por mas amenazas que le dijera, ella no pensaba ir se- mi nombre es Pereza, y soy uno de los pecados capitales, aunque mi nombre humano es Nynphadora Tonks.
Sirius abrió los ojos al máximo, de la impresión, ante el simple hecho de estar delante de su objetivo, pero aun más el saber que era su profesora de transformaciones a la que le estaba dando caza. Sirius se levanto enseguida miro hacia donde estaba su hermano en espera de la señal, asintió con la cabeza y Pablo lanzo una maldición imperdonable. El espectro exploto en mil pedazos y entre un humo azul que se expandió por todo el lugar, Sirius aprovecho y corrió junto a su hermano.
- Prepárate- le dijo al llegar junto a el- estamos peleando con nuestra querida profesora de transformaciones que por cierto es uno de los pecados.
- Si ya me había dado cuenta- le dijo Pablo sin impresionarse- escuche todo lo que te dijo mientras estábamos arrodillado en el suelo.
- Que bueno que tenga buenos oídos señor Black- les dijo la voz de su profesora a sus espaldas- pero que pena que sea tan despistado al igual que su hermano.
En el instante en que los chicos pensaban voltearse para encararla, salieron despedidos hacia el frente, como si fueran balas de cañón. Cayeron con un fuerte golpe al suelo, pero sin quejarse un tanto, se levantaron y apuntaron sus varitas hacia su profesora.
- ¿Tienes el espejo a la mano?- le pregunto Sirius a su hermano en un susurro.
- Claro que si- le contesto Pablo susurrando al igual que su hermano- lo traje por precaución, pero nunca espere que nos encontráramos con nuestra presa tan rápido… ¡CUIDADO!
Pablo se lanzo encima de su hermano tirándolo al suelo, evitando por poco que le pegara otra bola de fuego azulado.
- Creo que va siendo hora que nos dejemos de chiquilladas y empecemos a atacar ¿no crees?- le dijo a su hermano ayudándolo a ponerse en pie.
- Si, tienes razón- le dijo Sirius- esta mujer en pan comido, hagámoslo como nos entrenaron.
- Perfecto- contesto Pablo con una sonrisa, y sin esperar a más desapareció en una estela de humo negro al igual que su hermano.
Minutos pasaban y el cementerio se encontraba de lo más apacible, como si el tiempo se hubiera detenido. No se oía ni las hojas de los arboles al ser movidas por el viento, no se oía absolutamente nada, dejando el descanso eterno de los muertos sin ser perturbado. Pero como lo bueno no dura, se oyó un gran estallido y de la nada, en medio de unas cortinas de humo negro y azul, salió un cuerpo de mujer despedido por los aires.
- Se lo dije al principio- le espeto Sirius a Pereza, saliendo de la cortina de humo junto a su hermano, con las varitas en alto- no nos subestimes, porque no sabe de lo que estamos hechos profesora.
- Esta me las pagan mocosos insolentes- les contesto Pereza totalmente furiosa, poniéndose de pie. La mujer levanto sus brazos hacia el frente, poniendo los ojos en blanco y al segundo siguiente la tierra empezó a temblar.
Los chicos no tuvieron mucho tiempo pero se agarraron de unas lapidas que tenían fuerza antes de que de la nada surgiera una gran ventisca de aire, haciendo crujir las ramas de los arboles y algunas raíces, que parecían a punto de salir de la tierra.
Los chicos estaban fuertemente agarrados a las lapidas con sus varitas en mano pero sin saber que hacer. Como si fueran simples trapos, se vieron elevados en el aire en dirección al cielo abierto, aunque sin ser llevados por las grandes corrientes de aires.
- ¿Ahora que hacemos?- grito Pablo por encima del ruido que había por todo el lugar.
- No lo se Pablo- le grito Sirius de vuelta, con los ojos cerrados y aferrándose fuertemente a la lapida, haciendo que sus dedos se volvieran mas blancos de los que ya eran.
- ¡Ahhh!- grito Pablo, al no poder resistir mas y siendo arrastrado por las corrientes de aire.
- ¡PABLO!- grito Sirius, tomando la mano de su hermano antes de que el viento lo arrastrara y lo lanzara a una muerte seguro en caída libre.

Invitado

Pereza seguía con los ojos en blanco y con los brazos levantados hacia los chicos, inmune a todo el caos que se desataba. Sirius trataba de no soltar ni a su hermano ni a la lapida, la cual agarraba fuertemente. Cuando ya estaba a punto de desistir, saco fuerzas de donde no tenia y ayudo a su hermano a acercarse a la lapida, y cuando ya este estaba fuertemente agarrado se soltó y se dejo llevar por la gran ventisca, con una sonrisa en la cara.
Pablo tenía los ojos abiertos de la impresión, y estuve a punto de gritarle a su hermano, pero luego recordó los poderes que el chico tenia y una sonrisa cruzo su rostro también.
Cuando considero estar a una distancia lo suficientemente grande, Sirius levanto sus brazos como pudo y de la nado estos se prendieron en fuego, y haciendo acopio de todas sus energías le lanzo una gran bola a Pereza, que seguía totalmente concentrada en lanzar a los chicos por los aires. La gran bola de fuego (que por cierto no se apagaba con los aires de la ventisco, si no que cada vez que avanzaba, a la velocidad del rayo, se hacia mas grande), impacto de lleno en Pereza que no tuvo tiempo de moverse, ya que seguía aun muy concentrada, y la lanzo por los aires, cayendo a unos 3 metros de donde estaba.
Pablo cayó pesadamente al suelo, a pesar de estar a unos centímetros de este, y salió disparado al punto donde su hermano había caído desde por lo menos 20 metros de altura. Cuando llego hasta el, vio un hilillo de sangre, muy oscura por cierto, que salía de su boca que estaba entre abierta.
- ¡Sirius!- grito Pablo, arrodillándose junto a el y moviéndolo bruscamente por los hombros para que despertara- ¡Sirius o te levantas o te levanto!- gritaba Pablo, ahora dándole fuertes cachetadas al chico que seguía sin despertar- pero si seré bobo…soy mago- se dijo a si mismo, saco su varita y apunto al pecho de su hermano- Enervate.
Sirius abrió los ojos al instante, y lo primero que vio fue la cara de alivio de su hermano. Se incorporo rápidamente y se limpio la sangre de su boca.
- ¿Funciono?- fue lo primero que dijo, aunque con una voz muy poco audible y algo ronca.
- Creo que si- le contesto Pablo, ayudándolo a poner en pie- y déjame decirte que fue genial lo que hiciste, además de bastante peligroso.
- Lo se- le dijo Sirius con una sonrisa en la cara, caminado poco a poco, ya que tenia el tobillo roto- eso le agrega diversión a la cosa ¿no crees?
Los chicos se acercaron poco a poco a Pereza, que seguía aun tirada en el suelo, aparentemente inconsciente. Al llegar los chicos se agacharon junto a ella, sin saber que hacer.
- ¿Saco de una vez el espejo y acabos con esto de una buena vez?- pregunto Pablo, después de un tiempo perdidos en sus pensamientos.
- Creo que seria lo mejor, ya quiero ir me a dormir, me duele todo- se quejo un poco Sirius, recostándose de un árbol.
Pablo, se metió la mano en el bolsillo derecho de su túnica, pero no encontró nada más que su varita que sobresalía. Puso cara de extrañeza porque sabia que hay se había metido el espejo antes de salir. Reviso el bolsillo derecho y luego los internos, los de sus pantalones (tanto los de adelante como los de atrás), y luego como un loco desesperado se empezó a tocar por todos lados con una indiscutible cara de terror.
- ¡No esta!- grito al aire. Sirius se incorporo enseguida y se acerco a este y lo miro con mucho enfado.
- ¿Como que no esta?- le pregunto, sin cambiar la expresión de su rostro- ¿lo traías encima si o no?
- ¡Claro que si!- le espeto su hermano, sin dejar de tocarse por todos lados, como si el espejo fuera aparecer de la nada- lo traía en el bolsillo……
- ¿Derecho de tu túnica?- pregunto una voz a sus espaldas.
Los chicos se voltearon y se impresionaron al ver a Pereza parada frente a ellos, sin un rasguño visible y con el espejo en su mano, y una sonrisa de suficiencia en la cara. Sirius se volteo hacia el cuerpo que tenían a sus pies, aparentemente inconsciente, y se percato que era otro de los espectros de la chica.
- ¿Creen que ustedes, patéticos mocosos engendros de la naturaleza y aberraciones del universo, podrían ganarme?- les insulto la mujer- soy un pecado, por el amor de Dios, si ni siquiera el estúpido de su padre logro con nosotras 7 ¿ustedes creen que podrán conmigo?, son tan estúpidos, creídos y arrogantes que……….
Pero no pudo continuar ya que en un ataque de furia suprema, ante lo insultos de hacia su padre, Sirius le lanzo una gran bola de fuego que le dio de lleno en la cara. La chica retrocedió gritando, agarrándose la cara con las manos, soltando el espejo, el cual Pablo lo atrajo con un Accio.
- Nunca, jamás, en tu patética vida vuelvas a insultar a nuestro padre ¿me has entendido?- le espeto Sirius completamente furioso y con la varita levantada al igual que su hermano.
Pereza, en un ataque de desesperación, se tiro al suelo, aunque tocándose su semi calcinada cara. La chica se levanto poco a poco mostrando su rostro parcialmente desfigurado, y seriamente quemado, pero lo único que no cambiaba era la expresión de sus ojos, que estaban llenos de un gran odio a los chicos.
- ¡MORTHEM IN VIA!- grito la chica apuntando a Pablo.
La maldición le dio de lleno al chico en el pecho, en seguida este cayo al suelo tratando de respirar pero no podía. No podía ver, oler, sentir, no podía hacer nada, sentía una gran opresión en el pecho por la “falta de aire”. Tampoco sentía su corazón latir contra su pecho. “Estoy muerto2, fue lo que pensó el chico, mientras su hermano lo veía, arrodillado a su lado, tratando de calmarlo, ya que el chico no dejaba de retorcerse como si estuviera en plena convulsión.
- ¿Qué le has hecho perra?- le grito Sirius a Pereza, sin dejar de tratar de calmar a su hermano.
- Solo una pequeña maldición para que aprenda a respetarme- le espeto con una voz muy ronca, como si estuviera seca- y tú, vas a prender por las buenas a respetar… ¡CRUCIO!
-¡Protego!- grito Sirius. El cruciatus reboto ante el poderoso escudo del chico y fue a parar a una de las lapidas que tenia a su derecha- maldita vas a pagar lo que le has hecho ¡Morthen menthus!
Pereza que no se esperaba esa maldición, pudo por poco quitarse y saltar hacia un lado.
- ¡Cado!- grito la chica, aun en el suelo.
- ¡Protego!- grito el chico. Su escudo apenas pudo contener parte de la maldición, pero pudo sentir como sus energías se debilitaban.
- ¿Qué no sabes hacer algo mejor que puros escudos?- le espeto la chica levantándose del suelo- por lo menos tu padre era un mejor oponente ¡Crucio!
- ¡Protego!- volvió a gritar el chico, haciendo que la maldición saliera disparada hacia el cielo y se perdiera por los aires- claro que se hacer muchas mejores cosas que tu.
El chico levanto su varita, e hizo un complicado movimiento con esta. De repente el suelo empezó a temblar y levantar unos inmensos pedazos de roca, que dirigió hacia Pereza. Esta apenas y tuvo tiempo de quitarse de la vía de las grandes rocas. Levanto una mano y le lanzo una bola de fuego que Sirius pudo esquivar ágilmente. El muchacho volvió a levantar su varita y de esta salió un gran haz de luz rosado que por un pelo no le dio a la chica, pero si se estrello contra una cripta que enseguida estallo como si una bomba hubiese sido colocada en esta.
- Veo que si eres igual de hábil que tu padre- le dijo la chica- pero aun así no eres mejor ¡Cado!
Esta vez Sirius si pudo esquivar del todo la maldición, pero tropezó con una roca y cayo al suelo. Pereza aprovecho el tropiezo del chico y levanto su varita, sin darse cuenta que Pablo ya se estaba incorporando después de recibir la maldición de muerte en vida.
- ¡Delicta carnis!- grito el chico, agarrando de sorpresa a Pereza. La chica no tuvo tiempo ni de moverse, cuando la maldición la alcanzo, empujándola hacia atrás y cayendo de espaldas al suelo de la potencia de esta. La chica sentía como su piel empezaba a derretirse y como si su cuerpo fuera puesto en una gran piscina llena de alcohol en carne viva.
- Ahora Pablo aprovecha y refléjala en el espejo- le dijo Sirius llegando al lado de su hermano.
El chico no necesito oírlo dos veces, ya estaba parado en frente del pecado, saco el espejo y se lo puso en frente de su calcinada cara. Los chicos sintieron como si el tiempo se detuviera en ese preciso momento, viendo el espectáculo que se presentaba frente a sus ojos.
Al colocar el espejo frente a la chica, esta se quedo tiesa como una estatua, el espejo empezó a brillar con una luz blanca, bastante segadora, pero así como apareció desapareció. Los chicos vieron como Pereza abría su boca y de esta salía un polvo, muy parecido al polvo de estrellas, azul y plateada que era absorbido por el vidrio del espejo, haciendo que el borde y el mango de este se volvieran azules por unos instantes, hasta quedarse exactamente como eran. Del final del mango, se abrió una pequeña tapa, por donde empezó a salir un tubo largo, parecido a los tubos de ensayo muggle, lleno del mismo polvo que fue absorbido por el espejo instantes atrás.
Después de ser su poder absorbido, Pereza cayo como medio muerta al suelo. Los chicos se acercaron a ella y Pablo tomo su muñeca para tomarle el pulso.
- El pulso baja rápidamente, casi ni se le siente- dijo a su hermano- creo que al quitarle sus poderes le quitamos la vida.
- ¿Y?- pregunto Sirius encogiéndose de hombros, esta perra casi nos mata y ¿tú pretendes que me importe si muere?
- No pero creo que habría que ayudarla-le dijo Pablo, sin soltar la muñeca de su futura ex profesora.
- Yo no pienso hacerlo y no voy a dejar que tu lo hagas, nuestra misión es quitarles sus poderes a toda costa, y si ellas mueren por este simple hecho me da lo mismo, yo quiero llegar a ser como mi padre, y si hay que quitar los estorbos del camino lo hare sin pensarlo- dijo Sirius, dándose media vuelta y caminando en dirección a la puerta- además de tener sueño, seria muy extraño que llegáramos a la enfermería con la profesora de transformaciones en ese estado, cuando deberíamos de estar en nuestras habitaciones, además de cómo explicaríamos que estuvimos en el cementerio destruyendo la tumba del Dumby y peleándonos con la profesora.
- Tienes razón- dijo Pablo, parándose y caminando hacia su hermano. Se voltio y vio el cuerpo casi muerto de Pereza y luego se volvió otra vez en dirección a la puerta del cementerio, con Sirius a su lado- que lastima, era tan buena profesora, algo despistada pero muy buena…en fin mejor vámonos antes que nos descubran.
Los chicos salieron del cementerio sin volver a mirar hacia atrás, dejando a Pereza en el suelo tirada, peleándose entre la vida y la muerte. Pasaron los minutos y una suave brisa empezó a soplar por todos los terrenos del colegio. Pereza abrió los ojos, trato de levantarse, pero ya no tenia fuerzas.
- Ayuda…- pedía la chica ya casi sin vos- hermanas…ayúdenme…por favor…no me dejen morir…por favor…
Y esas fueron las últimas palabras de Pereza, antes de caer muerta en la tierra húmeda del cementerio.
- Debimos ayudarla- dijo Vanidad, alejándose de la gran ventana de la sala de reuniones.
- No, ella tuvo la culpa, además, hay que hacer sacrificios debes en cuando, y este a sido de mucha ayuda, de ahora en adelanté hay que andarnos con mucho cuidado con esos chicos- se expreso Envidia, caminando hacia su lugar de desaparición de siempre- mejor nos vamos hermana, ya es tarde y pueden notar nuestra ausencia…
Y sin decir más, desapareció en un humo verde brillante. Vanidad se quedo parada por unos instantes en el mismo lugar, se voltio hacia la ventana donde había visto toda la pelea, soltó una pequeña lagrima, que recorrió toda su mejilla, luego desapareció al igual que su hermana.

Tema: Re: Capitulo 8: Pidiendo Ayuda Lun Jul 28, 2008 12:00 am

Brooo cuantos capitulos son!?!?!?!

Tema: Re: Capitulo 8: Pidiendo Ayuda Lun Jul 28, 2008 5:17 am

Me encanta la fanfic, esta muy buena!

Invitado

Gracias xD!!! y Bueno BRo tu sabes q son 50 pro stos son los q tngo listos listos sin cambios ni nada!!!

Tema: Re: Capitulo 8: Pidiendo Ayuda Vie Ago 08, 2008 4:14 pm

Mui bien la fic Smile

Tema: Re: Capitulo 8: Pidiendo Ayuda Jue Ago 14, 2008 10:15 pm

esta muy buenooo....

sigan escribiendolo

Tema: Re: Capitulo 8: Pidiendo Ayuda Jue Ago 14, 2008 10:27 pm

esta muy bueno !!

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