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Tema: Gammaliel Sinclair Sáb Jun 05, 2021 2:27 am
MAKE A WISH
When they say make a wish, you're the first thing I think about.
¿Quién no ha tenido el deseo de abandonar su cuerpo, y convertirse en otra persona completamente distinta? Podría atreverme a decir que todos lo han pensado al menos una vez en la vida. Y qué fácil sería si esto pudiera cumplirse, ¿cierto? Quizás el núcleo de tal pensamiento resida en la poca apreciación hacia todo lo bueno que poseemos, y en la focalización de todo lo negativo.
Gammaliel Sinclair, un joven de 24 años que siempre ha gozado de las ventajas económicas que su familia posee. Grandes mansiones, grandes viajes, pocas preocupaciones. Suena a la vida perfecta, ¿No? O eso es lo que quiere que todos crean, incluido él mismo. ¿Qué es lo que falla? Tal pregunta se la repetiría Juliette sin cesar. Juliette Baudelaire, una chica proveniente de una familia de clase media/baja, quien se encuentra ahogada ante las incontables deudas familiares. Su día a día consta en trabajar, limpiar, hacerse cargo del negocio familiar, y cuidar de sus padres. Pese a no expresar fatiga o molestia, su vida puede resultar asfixiante. ¿Qué es lo más importante en la vida? ¿Las facilidades o el cariño incondicional?
Una estrella fugaz, y un mismo deseo que cambiará sus vidas para siempre.
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Tema: Re: Gammaliel Sinclair Sáb Jun 05, 2021 2:31 am
Dream lantern
Chapter I
- Y se puede saber que tiene eso que ver para no invitarme a la fiesta, Sarah, te había dicho que estaba cansado, pero no que no podía ir a una fiesta, eso no es una maldita excusa! - Exclamó desde el teléfono. Gal había estado discutiendo por teléfono con una de sus amigas, no entendía que había hecho para que no le invitaran, siempre les llevaba bastante para beber y comer y esos desagradecidos no habían hecho más que divertirse sin él. El muchacho gruñó. Era la segunda vez que tocaban en timbre de su Penthouse y le ponía de mucho mal humor esa insistencia. Se pasó la mano por el rostro en señal de exasperación, y fue a abrir la puerta para encontrarse con una muchacha morena con el típico uniforme de la empresa de su padre.
- Ah, eres tu, llegas tarde.. - le dijo mirándola de arriba a abajo antes de hacerla pasar y cerrar la puerta detras de él. No le prestó demasiada atención a la chica. Aún Sarah estaba al teléfono. - No te hablaba a ti, es la chica de la limpieza, que no está nada bien, sabes que no salgo con.. bueno ya tu sabes.. - no tenía filtros suficientes para callar o hablar en voz baja en su edificio. - Espera.. - le dijo a su amiga al teléfono. - Tu.. chica.. la cocina es una porquería, si pudieras empezar por allí.. - le dijo apoyado contra el sillón con el teléfono en el oído. - No la he llamado, mi padre cree que no puedo ordenar mi propio piso.. lo de siempre.. pero eso no quita que esté enojado contigo.. - le dijo y acto seguido cortó el teléfono y caminó a donde estaba anteriormente, el enorme balcón de su edificio. Gammaliel tomó el whisky importado que había dejado sobre la mesa y se sirvió en un vaso de cristal. Era la hora del almuerzo. El sol del final de la primavera le daba en el rostro por lo que se colocó los anteojos negros y siguió bebiendo, solo, porque no lo habían invitado a la fiesta, esos desagradecidos.
Gammaliel — Pent House — Con Juliette
∞
Dream lantern
Chapter I
Los nervios se encontraban a flor de piel debido a una sola cosa; se me había asignado una nueva residencia que limpiar con regularidad. Me sentía agradecida ante la oportunidad que me brindaron, enmendando así todas aquellas deudas en forma de horas extra. ¿Cuál era el aspecto que me mantenía inquieta? Por supuesto, no era la falta de experiencia. Debido a la información que me proporcionaron, supe que se trataba del hogar de alguien importante. Ni más ni menos, que el hijo de mi jefe. Jamás tomaba el trabajo a la ligera, pero sabía del cierto que esta vez debía esforzarme más que nunca. No podía dar una mala imagen; limpiar a fondo, repasar detalles, e irme. ¿Sería agradable? Tal pregunta se repetía sin descanso en mi cabeza, mientras alcanzaba el edificio correspondiente a la dirección.
Me coloqué apenas a unos centímetros de la puerta, y tomé una bocanada de aire. "Será rápido" traté de convencerme a mí misma mientras agitaba la cabeza enérgicamente, decidiéndome a alargar la diestra hasta el timbre. Anunciando mi llegada sin vuelta atrás, esperé pacientemente hasta que la puerta se abrió y me situó frente a mi nuevo “jefe”. Mi cuerpo se congeló mientras observaba al chico; tez pálida, cabello rizado y ojos casi letales. Sentí una pequeña punzada tintada de ofensa cuando este me estudió de forma fugaz, como si de algún modo me recordara cuán por debajo me encontraba.— Lo-lo siento… —una mueca de decepción hacia mi misma se dibujó en mi rostro en cuanto me hice paso hacia el interior del edificio. ¿Cómo pude llegar tarde en mi primer día? Debía centrarme, y no dejar que deslices así ocurrieran.
Escuchando como el chico ahora me denigraba sin ningún tipo de tapujos, me mordí el labio inferior y me limité a dejar mis pertenencias en uno de los muebles ubicados en la entrada. ¿Cómo se atrevía a hablar así de alguien que ni siquiera conocía? “No salgo con… bueno, ya tu sabes” ¿Con gente pobre? ¿Con chicas de la limpieza? Puse los ojos en blanco, confirmando el hecho de que no se trataba de una persona agradable. Por lo pronto, lo mejor era realizar mi tarea lo más pronto posible y marcharme. Estaba claro que mi presencia no era del todo bienvenida, tratándose más de una obligación por parte de su figura paterna.
Enfrascada en la tarea de borrar el caos que resultaba ser la cocina, apenas y me percaté que la llamada del chico había terminado. O al menos no lo hice hasta que abandoné el lugar. No pude evitar frenar toda actividad para observar la escena que se construía frente a mi; el chico se encontraba en el balcón, sin compañía y con lo que parecía un vaso de… ¿Licor? entre sus dedos. Por un segundo, volteé la cabeza para estudiar la cocina y me pregunté si ya se había alimentado. El impulso de ir a preguntar fue mayor, pese a que mi lado más racional sabía que la reacción sería desagradable cuanto más.— Hey… —en el momento en el que me dirigí a él, el arrepentimiento me golpeó violentamente.— Me preguntaba si ya habías comido. —¿Qué forma era esa de preguntar? Odiaba cuando los nervios me jugaban malas pasadas así.— Lo decía porque si esperas compañía, podría prepararos algo antes de marcharme. Así la cocina queda impecable y no tienes que preocuparte de ensuciarla. —expresé de la forma más cordial que pude, dedicándole una sonrisa para complementar. Por desgracia, las dudas siguieron rondando por mi mente junto con los miles de pretextos que podría sacar para etiquetarme de metida.
Juliette — Pent House — Con Gammaliel
∞
Dream lantern
Chapter I
No podía creer que su padre creyera que necesitaba a alguien hurgando en su basura. Así era como lo describía, porque Gammaliel podía ser descontrolado, extremadamente desorganizado pero era su lugar y no le gustaba nada que le invadieran en su caos. Pero esa chica en ese momento era el peor de sus males. Estaba enojado con sus amigos por olvidarse de él. Pero siempre estaban dispuestos a llamarlo cuando necesitaban dinero y favores,
Él tomó su vaso hasta vaciarlo y miró la ciudad desde lo alto, llevándose una mano al rostro, volviendo a cargar de whisky y beber un poco más. No debería pensar tanto, quizás solo necesitaba salir a correr o dormir. Si, solo quería dormir y no despertar.
Una voz femenina lo sacó de sus cavilaciones. En que momento? Se había olvidado que no estaba solo. Él se volteó, aun con los lentes de sol, la chica le estaba ofreciendo hacerle de comer, era una buena opción, con todo el ajetreo y el cabreo se había olvidado de que necesitaba comer.
- Sabes hacer de comer? No vendrá nadie.. - eso era seguro. Todos estaban de fiesta. - Como es tu nombre? - se aventuró a preguntar, siguiéndola a la cocina, aun con su vaso en mano.
Gammaliel — Pent House — Con Juliette
∞
Dream lantern
Chapter I
En el mismo instante en el que percibí sus ojos clavarse en mi a través de sus lentes, sentí mi sangre helarse. Resultaba frustrante sentirse enfadada, y a la vez intimidada por alguien. Pero, ¿Cómo no hacerlo? Desafortunadamente, los casos de gente de alto nivel social siendo desagradables con sus empleados, eran ridículamente altos. No fue una excepción en mi caso... al menos no hasta ahora. La sorpresa me golpeó, visualizándose en mi expresión facial mientras escuchaba sus preguntas. Sí, era cierto que puso en duda mis dotes de cocina, pero más allá de eso... hasta podía considerarlo cordial.— Por supuesto, de lo contrario no lo hubiera ofrecido. —puntualicé sin intenciones de sonar desagradable, si no que más bien pretendía añadir cierto aire bromista.— Ah... sonabas ocupado con esa conversación telefónica. Supuse mal, discúlpame. —una parte de mi se sintió aliviada, sabiendo que de este modo prepararía menos comida, y podría volver con mis padres pronto.
Para cuando me disponía a alejarme y volver hacia la cocina, mi atención se vio centrada en el chico nuevamente. ¿De verdad quería saber mi nombre? Quizás simplemente era una formalidad, pues a fin de cuentas nos veríamos con regularidad.— Mi nombre es Juliette. —le dediqué una amplia sonrisa, segundos antes de barajar la posibilidad de aventurarme en conocer un poco más sobre él.— ¿Puedo saber tu nombre? Al fin y al cabo, solo conozco tu apellido. —me encogí de hombros antes de retomar mi camino hacia el destino marcado. El lugar aún no se encontraba limpio al 100% pero si lo suficiente como para cocinar y que nada entorpeciera el proceso.
Siguiente paso; qué cocinar. Con la cabeza sumergida en el interior del refrigerador, comencé a construir infinidad de posibilidades. ¿Cuál era el problema? No conocía sus gustos, y no deseaba preparar algo que detestara. Si iba a hacer aquello, lo haría de la mejor forma posible. Preguntar siempre era la mejor solución posible.— Vale, ya que voy a cocinarte, tengo que preguntarte algo. ¿Qué te apetece? O en su caso, ¿Cuál es tu comida favorita? —me asomé por la puerta del electrodoméstico con suma curiosidad, no pudiendo evitar divisar el vaso de alcohol aún sujeto entre sus dedos. ¿Estaría bien? Sabía que preocuparme no era lo más sensato o normal, pero no podía evitarlo. Pese a su intimidante presencia, lucía un aspecto cansado.
Juliette — Pent House — Con Gammaliel
∞
Dream lantern
Chapter I
- Las suposiciones no son buenas, nos has escuchado que estaba discutiendo? - el frunció el ceño, recordando la pelea con su mejor amiga. Estaba tan enojado, cansado y desilusionado con eso que hasta estaba considerando hablarle al personal de la limpieza.
En que estaba pensando?
El suspiró. No tenía sentido que se pusiera filosófico sobre aquello. Solo quería que su vida mejorase. - Gammaliel, ese es mi nombre..- murmuró sentándose en la mesada de la cocina, aún viendo lo que la chica hacia y si lo hacía bien con el vigilándola de cerca.
Ante su pregunta el contuvo la respiración un momento, pensando en cual era su comida favorita. Siempre comía lo que se le antojaba en el día pero nadie se preguntaba que le gustaba más o que menos.
Gal se quitó los anteojos de sol. - Me gustan las pastas italianas.. pero no creo que sepas hacerlo, puedo pedir al delivery.. - el se encogió de hombros, no tenía hambre, el apetito se le había cerrado con esos tres vasos de licor.
Gammaliel — Pent House — Con Juliette
∞
Dream lantern
Chapter I
Sentí mi cuerpo tensarse en cuanto su expresión se endureció, y mostró clara molestia. Traté de ser lo más cuidadosa posible con lo que decía, y aún y así parecía que no me libraría del conflicto. ¿O si? Sólo deseaba que se tranquilizara, y hacernos la situación más amena a ambos.— Mi intención no era poner la oreja en conversaciones ajenas, de verdad. Y siento mucho que te hayas peleado con alguien. —traté de simpatizar con su situación, en la que claramente se sentía incómodo y molesto. Quizás el segundo estuviera especialmente presente por mi causa, pero aún y así.
Finalmente, pude darle un nombre a su rostro, provocando que una suave sonrisa se dibujara en mi rostro.— Encantada, Gammaliel. —incluso dejé que el chico pudiera ver la sonrisa, casi como si esta estuviera dedicada únicamente a él. Para mi sorpresa, me topé con su mirada clavada en mi, la cual causó que una pincelada de nerviosismo tintara mis acciones. Era un chico realmente intimidante, no podía imaginar como nadie podría enfrentarse a él con intención. A no ser que lo mereciera, claro. Pero tal detalle estaba completamente fuera de mi alcance, y no me sentía lo suficientemente aventurera como para cuestionar las razones de su disputa.
Pasta italiana; algo fácil comparado con muchos otros platos. Mi mente comenzó a vagar entre la lista de recetas que conocía, hasta que escuché como dudaba de mis conocimientos culinarios.— ¡Hey no, no! Nada de delivery. Ten un poco de fe en mi. —fruncí ligeramente el ceño, a la par que colocaba los brazos en jarra.— Siento inmiscuirme, me disculpo por adelantado, pero creo que deberías tratar de relajarte un poco. Puedo entender tus razones, pero... no trato de molestarte en lo más mínimo. No necesitas estar a la defensiva conmigo, sólo soy la chica de la limpieza. —era un movimiento arriesgado cuanto más, y ni siquiera yo misma estaba segura de haber hecho lo adecuado. Pero si sentía que aquel chico cargaba demasiada tensión consigo. ¿Por qué alguien que tiene todo tipo de lujos y comodidades se sentiría tan... abrumado? Una parte de mi deseó ayudarle.
Revisando una vez más los ingredientes presentes en el lugar, una idea acudió a mi.— ¿Te gusta la pasta Alfredo? Te aseguro que está riquísima. —volví mi atención hacia el contrario, esperando por una reacción positiva con la que comenzar a cocinar. Con suerte, ese vaso sería olvidado una vez lo olores invadieran cada rincón del lugar.— Si no podría hacer carbonara, o incluso puttanesca... —murmuré de forma pensativa, teniendo algo en lo que respaldarme si la primera oferta resultaba un fracaso. ¿Se conformaría con algo? No sabía cuan fino podía ser su paladar, y para mi propia desgracia, no era una cocinera de categoría.
Juliette — Pent House — Con Gammaliel
∞
Dream lantern
Chapter I
Lo que fuera, no era la intensión de él echarle la culpa de sus desgracias, ni mucho menos cargarla con lo que le sucedía. Los ojos claros del muchacho la siguieron mientras ella se movía por la cocia, de verdad tenía que confiar en ella para comer algo como la gente? - Mi padre te ha pagado para que me hagas de comer? - sabía que siempre le recriminara que estaba muy delgado, pero no era nada para que alarmarse, comía lo que tenía ganas, en horarios completamente arbitrarios pero le gustaba así. - Me gustan las pastas en general, has lo que mejor te salga.. - le dijo algo aburrido de la charla. Gammaliel caminó hacía la sala de estar y se echó sobre su sillón. - Ojala tuviera poco que preocuparme, seguramente tu solo tienes amigos que te valoran y no esos idiotas que solo quieren regalos, y dinero. - Murmuró él, cerrando los ojos con fuerza, quería desaparecer en ese instante, tener una vida menos complicada.