Capitulo 5: De Regreso a Hogwarts

Invitado

Dos semanas después de su viaje a Francia, los chicos se encontraban en el cuarto de Sirius descansando, bueno Pablo descansaba mientras preparaba su baúl escolar, mientras hablaban de su inesperado regreso al colegio ya que no regresar no estaba entre sus planes.
- De verdad no me lo creo- decía Sirius, yendo de aquí para allá en busca de sus pertenencias mas preciadas para colocarlas en el baúl- de regreso al colegio, y yo que pensaba que con la casería de los pecados no podríamos regresar.
- ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué no estoy impresionado?- le dijo Pablo- Yo tampoco pensé que regresaríamos a Hogwarts, pero ya vez, tenemos que regresar si queremos obtener los poderes del primer pecado, ya que eso era lo que decía la carta del viejo calcinado- termino con una sonrisa en su cara.
- ¡PABLO!- le regaño Sirius, sin poder evitar sonreír también.
Pero era verdad lo que decía Pablo, la carta del anciano les decía que uno de los pecados estaba instalado en el colegio de magos, pero ¿que hago?, léanla ustedes mismos.

Pera los Hermanos Black, sean quienes sean:

Es un placer para mí poder ayudarlos en su búsqueda de los pecados, ya que yo estoy del lado de su padre y comparto muchos de sus ideales, aunque fue trágica su muerte a manos de Harry Potter me alegra pensar que ustedes siguen con su legado de maldad y por esa razón se los agradezco mucho.
Desafortunadamente me han descubierto mucho antes de que ustedes llegaran, y lo único que puedo hacer es decirles lo que se, porque para el momento que lleguen a mi casa ya no estaré vivo. La información que les tengo es muy valiosa, pensé que podría darles una guía que les sirviera de ayuda pero me ha sido arrebatada por mis captores, que me tienen acorralado en mi habitación, pero aun así les puedo decir que deben empezar su búsqueda en el colegio Hogwarts, ya que hay se encuentra uno de ellos, aunque me gustaría decirles cual para poder darles algunos datos que los ayudaría en su batalla, pero desafortunadamente no se cual.
Bueno ya me he alargado mas de lo que debía, ya que necesito ver que hago para salir de esta, ojala pudiera contar todos ellos pero ya no soy joven y fuerte como solía serlo y son muchos para que me enfrente contra todos ellos. Tratare de dejar esta carta en algún lado de mi habitación para que no puedan encontrarla y se den cuenta que están detrás de los pecados, ya que eso arruinaría su misión por completo.
Mucha suerte mis muchachos y que su padre les ilumine su camino ante el oscuro futuro que se les avecina, ya que las batallas que vienen no serán fáciles.

Atte.
Ignatius Pratt

- Dios no quiero regresar al colegio- dijo Pablo, levantándose de la cama de Sirius.
- ¿Por qué no?- pregunto curioso Sirius, acomodando unas túnicas dentro de el baúl.
- Este año estaremos en 6to y tendremos que esforzarnos al máximo en todas las materias ya que año que viene son los EXTASIS y yo contaba con este año libre para no tener que pasar por toda esa tortura- le explico Pablo a su hermano.
- No esto no puede estar pasando- dijo Sirius con una risita de ironía- ¿el chico mas inteligente del colegio, Pablo Black, no quiere estudiar? Eso si es una revelación muy grande, del tamaño de un Colacuerno.
- Por Merlín, deja tus ridiculeces Sirius- le dijo Pablo mirándolo con cara de pocos amigos- y sabes que el mas inteligente del colegio no soy yo, es Hermione Granger, tu……
- Ni te atrevas a decirlo- lo amenazo Sirius, sacando su varita y apuntándolo con ella- ya me tienes verde con esa cancioncita y sabes que yo jamás, pero JAMAS, tendría algo con una sangre sucia como ella.
- Como quieras- dijo Pablo riéndose de la reacción de su hermano- pero sabes que yo tengo la razón y lo que estoy diciendo es verdad, pero da igual, de un momento a otro me lo confirmaras de una forma u otra, pero por ahora me voy a dormir, mañana hay que levantarse muy temprano Zeer nos viene a recoger para llevarnos a la estación en King’s Cross, hasta mañana bro- termino Pablo, saliendo de la habitación bostezando.
- Idiota- dijo Sirius, mirando hacia la puerta con malos ojos, luego se dedico a terminar el baúl antes de acostarse.
En la mañana, los chicos se encontraban desayunando en la cocina acompañados de Zeer, que había llegado para llevarlos a la estación King’s Cross.
- Mis niños saben que estando en el colegio tienen que ser muy cautelosos- les aconsejaba Zeer- nadie puede saber que están buscando, y no pueden confiar en nadie porque cualquiera podría ser un pecado.
- Desearía tener más información sobre ellos- se expreso Pablo, mordiendo una tostada- va a ser como buscar una aguja en pajar.
- No hables con la boca llena Pablo, además, eso es lo divertido- dijo Sirius bebiendo jugo- matar a unos cuantos para ver quien es el indicado o la indicada.
- ¿Y quien dijo que tienen que matar?- le pregunto Zeer.
- Hay Zeer tu siempre le quitas la diversión a todo- le dijo Sirius, terminándose sus huevos.
- Bueno, ya dejémonos de discusiones y diversiones y mejor vámonos- dijo Pablo- no queremos llegar tarde.
- Pero si vamos con tiempo de sobra- le reclamo Sirius.
- Para llegar a la estación mas no para obtener un vagón- le dijo Pablo como si fuera lo más obvio.
- Pero ¿Por qué te preocupa esa estupidez?- le pregunto Sirius- eres prefecto y tienes un vagón para ti y los demás prefectos del colegio, yo soy el que debería preocuparse por lo del vagón.
- Ya dejen de pelear- les dijo Zeer al ver que Pablo abría la boca para replicar- es muy temprano para eso, y Sirius párate que nos vamos, tu hermano tiene razón.
- Esta bien- dijo Sirius con cara de resignación inminente.
Los chicos y Zeer llegaron a King’s Cross con tiempo de sobra como había previsto Sirius, pero, Pablo tenia mucha razón en lo de no encontrar vagón. Por muy temprano que fuera ya la mayoría de los alumnos estaban en la estación siendo despedidos por sus padres. Tardaron algo en encontrarle un vagón a Sirius que, a diferencia de Pablo, era algo duro para ser amigos, le gustaba mas la soledad que otra cosa y al no parecía importarle.
Al final encontraron un vagón que esta casi vacio, colocaron los baúles en la rejilla porta equipajes y salieron a despedirse de Zeer que los esperaba a fueras para darle los últimos sermones de la caza de los pecados.
- Mis niños ya saben que no pueden dejar que nadie sepa nada de su misión, no confíen en nadie- les aconsejaba la vidente- y tenga mucha cuidado, miren que el hecho de que los encuentren no quiere decir que sea fácil capturar sus poderes.
- Zeer, lo sabemos- le dijo Pablo.
- Recuerda quien es nuestro padre- le explicaba Sirius- no por nada estamos haciendo esto y que yo recuerde hasta ahora no nos ha ido tan mal, así que esto será pan comido.
- Lose, tengo plena confianza que entre los dos lo van a lograr- explicaba la vidente, un poco preocupada por los dos jóvenes- pero por favor no se confíen, y manténgase unidos pase lo que pase, no quiero que allá roses entre los dos que haga que su misión se vea perjudicada.
- No te preocupes, yo controlo a mi hermanito- le dijo Pablo, con una sonrisa en la cara golpeando el hombro de su hermano- yo me encargo que este chico no se salga del carril.
- Jajaja, tan lindo tu- dijo Sirius sarcásticamente- yo el culpable de todo y tu el santo patrón de la bondad, JA, si el mas busca pleitos que tu no hay, no me hagas que te recuerde todas las veces que te has buscado problemas con los leoncitos de pacotiña y yo soy el que siempre sale yendo a la enfermería y con un castigo por parte de un profesor.
- ¿Ven a lo que me refiero?- dijo Zeer, antes de que Pablo le contestara- por eso les digo, eviten estar peleando lo mas que puedan, porque que pedirles que no se peleen es como pedirle a Dios que resucite a su padre- dijo Zeer con una sonrisa en la cara, en el preciso instante cuando se oyó el silbato del tren que estaba a punto de partir- algo imposible, y otra cosa antes de que se vayan, que estén en busca de un pecado no quiere decir que tengan una excusa para bajar las notas ¿me entendieron?.

- Si- contestaron los dos hermanos al mismo tiempo.

Invitado

- Bueno ya será mejor que suban y, ya saben, cualquier cosa que necesiten tienen el espejo para ubicarme.
- No te preocupes Zeer si necesitamos algo te lo haremos saber- le dijo Sirius, intentado calmar las preocupaciones de la vidente.
- SI, no te preocupes, nos has enseñado bien, y vas a ver que al fin lo vamos a lograr- dijo Pablo.
- Bueno, ahora si vayan y suban al tren, cuídense, y ya saben con cuidado y estén alertas, que nadie sospeches de lo que hacen- les aconsejo Zeer, dándole palmaditas en la espalda a cada uno de los chicos.
Después de despedirse de la vidente, los chicos subieron al tren, y asomaron sus cabezas por una de las ventanas y despidieron con la mano a Zeer hasta que el tren cruzo la curva de siempre y la estación se perdió ante sus ojos.
Iban caminando a lo largo del pasillo y al llegar a la puerta del compartimiento de los chicos Pablo se voltio hacia su hermano.
- Mejor me voy al compartimiento de prefectos, vuelvo en un rato- le dijo Pablo- y si llega a pasar la señora del carrito y yo no e llegado me compras algo.
- No te preocupes nos vemos en un rato- le contesto Sirius a su gemelo, mientras abrió la puerta del compartimiento y Pablo se daba media vuelta para ir se al compartimiento de prefectos.
Gran parte de la mañana Sirius se la paso leyendo cerca de la ventana a la espera de que su hermano regresa, y antes de que la señora del carrito pasara por hay, Pablo apareció.
- ¿No ha pasado la señora del carrito?- fue lo primero que pregunto al entrar. Sirius negó con la cabezo y volvió a su lectura- que mal, con el hambre que tengo.
Justo cuando Pablo se sentaba frente a su hermano, la señora hizo su aparición por la puerta.
-¿Desean algo del carrito guapos?- les pregunto.
Pablo se levanto y compro varios calderos de calabaza, jugo y algunas ranas de chocolates con cromo. Le pago a la señora, y justo cuando estaba por cerrar la puerta del compartimiento una rubia trabo la puerta con su pie.
- ¿Puedo pasar?-pregunto aun deteniendo la puerta con su pie- es que me estoy escondiendo de unos chicos que tienen ya bastante loca con sus preguntas y no tengo a donde ir.
Pablo voltio a mirar a su hermano, este lo miro, se encogió de hombros y volvió a su lectura, Pablo se voltio a la chica que aun estaba en la puerta le sonrió y se aparto un poco de la puerta para que pasara. La rubia paso y se sentó cerca de Sirius. Pablo cerro la puerta y se sentó frente de su hermano mientras les pasaba uno de los calderos.
- ¿Quieres?- le ofreció Pablo, al ver como miraba los calderos que tenia al lado. La rubia asintió y tomo el caldero que le pasaba Pablo- ¿eres nueva?
- Si- contesto la rubia, que no dejaba de mirar a Sirius, mientras este seguía con la vista en su libro. La rubia se volteo para mirar a Pablo- es que me transfirieron desde Beauxbatons, porque a mi papa le ofrecieron un trabajo aquí en Londres.
- Pero hablas muy fluido el idioma para venir desde Francia- le dijo Pablo algo asombrado con la chica.
- SI bueno es que en realidad y naci aquí pero desde los tres años vivo en Francia, ya que hay era donde trabajaba mi papa, pero este año le ofrecieron un cargo en el ministerio que acepto y nos tuvimos que mudar- explico la rubia, mientras tomaba un poco del jugo que le pasaba Pablo.
- Debió haber sido algo triste dejar a todos tus amigos- le dijo Pablo abriendo una de las ranas de chocolate-¡ah! Que grosero soy, ni siquiera me e presentado, Pablo Black- dijo Pablo tendiéndole una mano a la chica- y el anti social que tienes al lado es mi hermano gemelo, aunque parezca imposible, Sirius.
- No te preocupes, a leguas se nota que son hermanos, pero gemelos, quizás se vea difícil de creer, pero si se parecen- dijo al rubia con una sonrisa en la cara tomando la mano de pablo y, volviéndose a Sirius para mirarlo, antes de seguir hablando con Pablo- yo me llamo Serena Van der Woodsen.
Serena y Pablo siguieron hablando durante todo el viaje, mientras Sirius seguía inmerso en su libro sin inmutarse ante la conversación de su gemelo y la rubia, que seguía mirándolo inquisitivamente.
Siguieron charlando y bromeando, hasta que se percataron que las luces del compartimiento se habían encendido al igual que las del pasillo en el vagón, Serena se levanto y se dirigió a cambiarse prometiéndole a Pablo que regresaría para que llegar juntos al colegio.
- Veo que la chica te a hechizado hermanito- dijo Sirius al fin dejando el libro dentro de baúl y sacando la túnica para cambiarse.
- Bueno no te voy a negar que es atractiva y divertida, pero no es lo mío- le dijo Pablo mientras de colocaba la capa encima de su túnica- pero ella si parecía muy interesada en ti, no te quitaba la mirada de encima.
- Si esta bien, no la culpo- dijo su hermano con una sonrisa de suficiencia en la cara- pero tampoco es lo mío, los Van der Woodsen son una familia de aristócratas bastante adinerada y conocida tanto aquí como en Francia, y es muy conocida por su peculiar comportamiento de auto suficiencia, y yo no busco una chica así.
- ¡Ah! Claro ya me imaginaba que dirías algo así- dijo Pablo sonriendo en el preciso instante que el tren aceleraba la marcha- tu las buscas menos pretensiosa ¿no?, de sangre un poco mas baja.
Sirius se disponía a responderle, pero el tren se detuvo y Serena regresaba al vagón ya cambiada con el uniforme del colegio, así que Sirius lo único que pudo hacer fue mirar con reproche a su hermano.
Los tres salieron al frio de la noche, tapándose un poco más con sus capas, y se dirigieron hacia la puerta de la estación de Hogsmeade donde los esperaban los carruajes tirados por Thesthral, invisibles para los que nunca habían visto la muerte. Enseguida encontraron con un carruaje vacio y se subieron en el seguidos por una chica que nunca antes habían visto en el colegio. “¿Es que este año no dejaran de llegar alumnos extranjeros?”, se pregunto Sirius en el preciso instante en el que el carruaje iniciaba su marcha por la colina hacia el colegio.
Al igual que en el tren, Sirius no hablo nada con nadie en el carruaje, solo se dedico a mirar por la ventana de este. Serena y Pablo seguían hablando de los colegios, mientras la chica que subió con ellos, al igual que Sirius, no decía nada y solo se dedicaba a mirar por la otra ventana.
Llegaron a las puertas de roble del colegio, y los cuatro chicos bajaron del carruaje y se internaron el tumulto que había en vestíbulo para poder entrar al Gran Comedor. Serena se despidió de ellos, ya que tenia que ir a buscar a la profesora Kassandra, especialista en pociones, que era la encargada de la ceremonia de selección de nuevos alumnos, y muy extrañamente, la chica de pelo negro que estaba en el carruaje con ellos la siguió.
Los chicos se dirigieron a la mesa de Slytherin y se sentaron a que llegaran los nuevos alumnos de primero. Veinte minutos después de que llegaran, los alumnos de primero llegaron con la profesora Kassandra al frente, que los dirigía al frente de la mesa de profesores. Pablo y Sirius miraron a los nuevos alumnos y se percataron de Serena y la otra chica que estaba con ellos en el carruaje al final de la fila, acompañadas de 3 chicas mas, todas muy guapas y expectantes ante la grandeza del Gran Comedor.
Cuando llegaron al frente de la mesa de profesores todos los nuevos y se alinearon en fila mirando a todo el comedor, la profesora Kassandra se adelanto al centro de la tarima y coloco un taburete de cuatro patas y el famoso y muy antiguo sombrero seleccionador. Luego se dirigió a una de las esquinas de la fila de alumnos nuevos y saco un rollo de pergamino y comenzó a llamar a cada uno por su nombre, para que se probaran el sombrero y supieran cual seria su casa.
Cuando la profesora llamo al ultimo alumno de primero, enrollo el pergamino y se lo guardo dentro de la túnica y saco otro algo mas corto, pero no lo leyó si no que se quedo parada esperando a que el director, que se había levanto sin que nadie se diera cuenta, hablara.
- Bienvenidos una vez mas a este grandioso colegio- empezó a hablar el director Enerbus, como si no se diera cuenta de que aun habían 5 alumnas en la tarima de la mesa de profesores- quisiera decirles algunas cosas antes de continuar con la ceremonia de selección y comenzar con el banquete. Para los alumnos nuevos quisiera decirle de corazón que sean bienvenidos a este grandioso colegio, y decirle que cuentan conmigo y mi tiempo al igual que el de los profesores, para cualquier inconveniente que tengan. También recordarles a todo el alumnado que el bosque que esta en el limite de los jardines esta prohibió, razones que todos tienen muy claras. También que cualquiera que quiera apuntarse para el equipo de quidditch o cualquier otra entidad extra curricular se dirijan al jefe de su casa- mientras hablaba los alumnos se percataron de la presencia de las 5 chicas nuevas y empezaron a correr los murmullos por todo el comedor- y que, como se habrán dado cuenta, tenemos 5 nuevas alumnas que cursaran 6to y 7mo año aquí en el colegio, y que cualquiera que se quiera apuntar para ser su guía por dos meses que habla con el jefe de su casa, si es que alguna queda en su casa. Y ahora si profesora Kassandra puede continuar con la selección.

Invitado

- Serena Van der Woodsen- llamo la profesora.
Serena se adelanto al centro y se sentó en el taburete colocándose el sombrero sobre la cabeza. Pasaron unos segundos hasta que el sombrero grito.
- ¡Slytherin!
Serena se levanto ante los aplausos de sus nuevos compañeros de casa y se dirigió hacia donde estaban sentados los chicos Black con una sonrisa en la cara, ya que esa era la casa donde quería estar. Pablo se hizo un poco a un lado, también con una sonrisa, y Serena se sentó entre los dos hermanos, algo que a Sirius no le gusto mucho.
-Lily Vlad- llamo la profesora. Una chica de pelo rojizo como el fuego dio unos pasos y se coloco el sombrero. Esperaron hasta que el sombrero grito.
- ¡Gryffindor!
Lily salió disparada hacia la mesa de los leones, con una sonrisa en la cara, mientras Pablo y Sirius la miraban con odio, aun sin conocerla, solo por pertenecer a su casa rival.
- Blair Waldorf- llamo Kassandra sin perder un instante.
La chica llamada Blair, una chica de tez blanca como la nieve ojos de un azul celeste y cabello negro, se dirigió hacia la butaca donde estaba el sombrero y se lo coloco en la cabeza. El sombrero se tomo su tiempo para contestar, y cuando ya todos estaban impacientándose grito:
-¡Slytherin!
Blair suspiro aliviada, se quito el sombrero y se dirigió hacia la mesa de las serpientes mientras sus nuevos compañeros la recibían como aplausos. En seguida y sin perder el tiempo la profesora Kassandra llamo a la siguiente.
- Vanni Archibald
Una chica de pelo castaño y ojos claro camino algo nerviosa al sombrero, se lo coloco y espero el veredicto, que no se hizo esperar porque en lo que toco su cabeza grito:
- ¡Slytherin!
La chica se quedo algo triste pero camino decida hacia su nueva casa que la recibía con aplausos. La profesora llamo a la última chica que quedaba en la fila, y al decir su nombre los chicos Black quedaron congelados y la miraban fijamente como si hubieran odio mal.
- Georgina Black
Georgina se dirigió hacia el sombrero ante la mirada de todo el colegio, sin percatarse que solo dos personas la miraban con verdadero interés. Pablo y Sirius miraban a la chica como impresionados con lo que estaban viendo, Georgina era una chica bastante agraciada de belleza, tenía el pelo castaño llegándole casi al negro, como Sirius y Pablo, ojos de un color azul intenso y una piel pálida como si fuera porcelana. Ella esperaba ansiosa el veredicto del sombrero, que se estaba tomando su tiempo. Luego de unos instantes, grito:
- ¡Gryffindor!
Georgina suspiro aliviada, con una sonrisa en la cara. Pablo y Sirius se miraron el uno al otro, como impresionados con le que dijo el sombrero, ya que esperaban que el veredicto fuera otro. En ese mismo instante el director se volvió a levantar y miro a sus alumnos con una sonrisa de felicidad en su rostro.
- Bueno ahora si ¡a comer!- fue lo único que dijo, y en el instante que el se sentaba, el banquete apareció, dejando atónito a los recién llegados. Los alumnos enseguida se empezaron a servir n su plato sin prestarle mucha atención a nada que no fueran sus amigos o la comida.
- Bueno- empezó Sirius sirviéndose de todo lo que tenia al alcance- creo que ya no somos tan únicos como creíamos.
Pablo lo miro con una sonrisa hipócrita y se sirvió de todo lo que pudo mientras hablaba con Serena.

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