Capitulo 4: La Carta del Anciano

Invitado

En la mañana, la tormenta aun no había pasado y parecía que con el tiempo solo tomaba fuerza. Sirius y Pablo miraban por la ventana de su habitación las gotas de la lluvia golpear el cristal de su ventana, como si estuvieran bajo una especie de encantamiento hipnótico.
- Que estresante es esto- dijo Sirius, yendo hasta su cama en busca de una camisa que ponerse- ¿Cuándo pasara esta tormenta?
- No lo se Sirius, no soy meteorólogo- le contesto Pablo totalmente frustrado- vamos a desayunar, que me muero del hambre.
Pablo se levanto y fue hacia la puerta, Sirius lo siguió aun poniéndose su camisa. Así pasaron los días, y la tormenta aun no pasaba, agarraba mas fuerza con el pasar de los días.
Pablo y Sirius ya llevaban en el hotel casi dos semanas, y lo único que hacían era jugar cartas, ver por la ventana o leer un libro en el caso de Pablo, aunque ya se había leído todos los que llevaba. El tiempo pasaba muy, muy, pero muy lento durante el día y ya que no tenían nada que hacer, al caer la noche aun seguían despiertos como dos búhos en plena vigía.
Ya cuando estaban a punto de reventar e irse a casa, el cielo se aclaro y pudieron ver las montañas las cuales estaban justo al final de donde el bosque terminaba.
- Al fin- dijo Sirius, mirando por la ventana de su habitación- al fin veo algo más que lluvia, y al fin podre salir de este horrendo hotel.
- Si es cierto, eso es lo único que nos preocupa, el hotel en donde estamos- dijo Pablo con sarcasmo.
- Te voy a dejar pasar tu comentario por esta vez, ya que estas amargado por el encierro de dos semanas aquí, porque si no………- lo amenazo Sirius señalándolo con el dedo.
- Si, si, si, ya se que me sorprenderías con tus maravillosos poderes, hasta ahora desconocidos por todos- ironizo Pablo- pero hazme el favor de cambiarte, para bajar a desayunar y luego irnos en busca de ese maldito anciano y su preciada información.
Pablo se dio la vuelta y entro en el baño, mientras Sirius se cambiaba y mirando la puerta del baño con mucha rabia.
Media hora mas tarde los chicos salieron del hotel dándole las gracias al encargado.
- Muchas gracias por todo- le grito Sirius cuando ya estaban algo lejos del hotel- y perdone por lo de la puerta del baño.
- Si discúlpenos- corroboro Pablo, saludando con la mano, luego se dio la vuelta y le dijo a Sirius- claro nada hubiera pasada si no la hubieras tumbado con un hechizo.
- Y yo no hubiera lanzado el hechizo si no te hubieras burlado de mis poderes- le dijo Sirius- lo hice para demostrarte que no soy ningún inútil cuando se refiere a la magia, hasta me atrevería decir que soy mejor que tu.
- Si claro y yo me caso con Hermione Granger cuando eso pase- ironizo Pablo con una sonrisa malévola en la cara.
- ¡JA! Si tanto crees que puedes vencerme tengamos un duelo- lo reto Sirius.
- Por dios Sirius, no somos niños de 5 años- le dijo Pablo, mirando el mapa mientras hablaba- ya cálmate y camina mas rápido que nos falta bastante para llegar al bosque y quiero llegar al menos al limite de el antes de que caiga la noche.
Sirius bufo y se cruzo de brazos, y siguió caminando de mala gana junto a su hermano. Siguieron caminando por horas y horas, y cuando ya creían que nunca llegarían al bosque y el cielo estaba empezando a oscurecerse, llegaron al límite del bosque.
Desempacaron y armaron la tienda de manera muggle, ya que aun les faltaba varios meses para cumplir la mayoría de edad. Terminaron de armarla ya cuando el cielo estaba lleno de estrellas, prendieron una fogata, algo que les llevo mucho mas trabajo que armar la tienda, y se dedicaron a asar malvaviscos para cenar.
- Que cena mas sabrosa- dijo sarcásticamente Sirius.
- Tú si te quejas- lo regaño Pablo.
- Hay ya déjame en paz- dijo Sirius algo amargado- ya se que era lo único que teníamos, y si admito que me gustaron, pero ¿una cena de solo malvaviscos? Uy que horror ni siquiera un naufrago lo quería.
- Eres idéntico a los Malfoy- le dijo Pablo, mirándolo de pies a cabeza como si no deseara tenerlo como hermano- quejón y creyéndose superior a los demás.
- Somos sangre limpia ¿no?- le dijo Sirius, como si fuera lo más obvio del mundo.
- Y aun así te gusta una sangre sucia ¿cierto?- dijo Pablo, con una sonrisa de suficiencia en el rostro.
- ¡Claro que no! ¿De donde sacas semejante estupidez?- le pregunto Sirius, sintiéndose insultado.
- Por favor Sirius no me vengas con esa de que no es verdad, se como la miras y creo que para nadie en el colegio es un secreto que te gusta hasta creo que el director lo sabe- comento Pablo.
- ¿De quien estas hablando?- dijo Sirius, haciéndose el inocente, aunque no quería admitirlo, jamás lo admitiría y menos a su hermano.
- ¡Dios ¿que he hecho yo para merecer esto?!- exclamo Pablo, mirando al cielo en busca de una respuesta- soy tu hermano ya mi, entre todas las personas en este planeta, a mi no deberías de ocultármelo….
- Pablo………- dijo Sirius.
- … Y de verdad me haces sentir herido, por el hecho de que no confíes en mi…- continua Pablo sin prestarle atención a Sirius.
- Pablo…- volvió a llamarlo Sirius, con un tono de nerviosismo en la voz.
- … Y yo se que somos hijos de Voldemort y toda la cosa, pero papa esta muerto y eso no nos impide buscar amor, así sea en una persona que no tenga un linaje de magos tan antiguo como el nuestro…….- continuaba Pablo sin presta la mas mínima atención a el hecho de que Sirius intentaba decirle algo.
- ¡PABLO; PODRIAS CALLARTE Y VOLTEARTE!- le grito Sirius.
Pablo se volteo y vio como una luz plateada se acercaba desde el bosque hacia ellos con una velocidad impresionante. Pablo se levanto del tronco donde se estaba sentado sin dejar de mirar hacia la luz, Sirius imito a su hermano y los dos se acercaron un poco hacia el limite del bosque a ver si desde esa distancia podían distinguir que o quien era la luz.
- Pero ¿Qué es eso?- pregunto Sirius.
- Parece un patronus, pero no le distingo la forma- le contesto Pablo a su hermano.
Sin percatarse de nada la luz ya estaba a pocos metros de los chicos, y un instante después ya los había alcanzado. Sirius intento quitar a Pablo pero era demasiado tarde, la luz ya estaba enfrente de ellos. Los chicos se agacharon y se taparon sus cabezas con las manos, pensando que la luz iba a chocar contra ellos, pero nunca lo hizo. La luz se quedo tiesa flotando en el aire como si nada en frente de los dos muchachos. Sirius levanto la cabeza y vio que la luz era solo una lámpara redonda, aunque de un tamaño descomunal.
- ¿Qué demonios es eso?- pregunto Sirius.
- Ni idea- le contesto Pablo, levantándose del suelo- pero por un segundo pensé que esto nos iba a matar.
- Yo igual- admitió Sirius, alargando una mano para tocarla.
- ¿Qué crees que haces?- le pregunto Pablo, agarrándole la mano- ¿estas loco o sencillamente te quieres morir? Como vas a tocar esa cosa si ni siquiera sabes que es.
- Por dios no puede ser algo peligroso Pablo, es mas que una simple lámpara- le dijo Sirius, soltándose de la mano de Pablo.
- Lo se pero puede parecer una lámpara, alumbrar como una lámpara y actuar como lámpara, pero no sabes si es un objeto disfrazado de eso.
- Por dios ¿estas loco verdad? Es una simple lámpara que alguien encanto y ya no puede ser tan peligrosa.
- Sirius por dios si alguien la encanto fue por algo y justamente en este bosque donde esta nadie más que nosotros va a aparecer una lámpara gigante hechizada para alumbrarnos el sueño ¿verdad?- ironizo Pablo.
- Bueno no- dijo Sirius entendiendo el punto de su hermano, pero después de pensarlo se le ocurrió algo que podría explicar el hecho de que la lámpara allá aparecido justo donde estaban ellos- ¿y si la lámpara la hechizo el anciano que andamos buscando?
- ¿Qué?- pregunto Pablo sin entender- ¿porque haría algo así?
- No se- dijo Sirius meditando un momento y dándole la vuelta a la lámpara- quizás nos guía al lugar donde se encuentra el anciano, y el hecho de que sea una lámpara quizás se deba porque pensó que si nos encontraba de noche nos daría la suficiente luz para ver por donde andamos sin que nos aparezca algo por sorpresa.
- Hermano, esta es una de las veces en que de verdad me sorprende saber que tu cerebro no esta tan dañado como pensé- le dijo Pablo, poniendo una mano en su hombro y mirándolo con una sonrisa en la cara- y quizás si tengas algo de razón, pero aun así no deja de ser extraño.
- Bueno pero creo que deberíamos tocarla para ver si tengo razón.
- Y ¿Por qué crees que el hecho de que la toques hace que tengas razón en todo lo que dijiste?- pregunto Pablo, mirándolo de reojo.
- Porque quizás al tocarlo se active algún dispositivo que la ponga en marcha y nos guie a donde se encuentra el anciano- explico Sirius.
- O quizás active algún mecanismo que haga que nos mate a los dos- dijo Pablo muy sabiamente.
- Odio las situaciones 50/50- dijo Sirius poniendo mala cara- porque a la final o te retiras o te arriesgas, pero como yo no soy de los que se retiran, me voy a arriesgar.
A pesar de la cara de querer matarlo que tenia Pablo y contra todas sus explicaciones de que no pasaría nada bueno, Sirius se arriesgo y toco la lámpara. Al sentir el contacto de la mano de Sirius, la lámpara reacciono brillando aun mas de lo que brillaba y un segundo después salió dispara como el rayo por la misma dirección que había llegado, pero pasado otro segundo se detuvo a mitad de camino y se quedo estática como si esperara por algo.
- ¿Ves bro?, te lo dije- se lo restregó Sirius a Pablo.
- Ja, ja, ja mira como me rio- le dijo Pablo sarcásticamente- pero creo que tu plana fallo, porque la lámpara al parecer no funciona así.
- Solo porque esta mas lejos de donde estamos no quiere decir que no funcione- le dijo Sirius, con una sonrisa de suficiencia en la cara, caminando un poco hacia la dirección que tomo la lámpara, que al sentir el movimiento Sirius, algo impresionante por el simple hecho de la distancia que los separaba, se movía hacia adelante- ¿ves?, mi plan no fallo, la lámpara partió antes fue para alumbrarnos la dirección de por donde tenemos que ir.
- Odio cuando tienes razón- dijo Pablo con una sonrisa en la cara- pero bueno antes de irnos tenemos que recoger todo esto.
Sirius lo miro con una cara que cualquiera que la hubiera visto lo único que podía hacer era echarse al suelo a reírse con ganas. Al terminar de recoger las cosas los chicos emprendieron el camino hacia el anciano guiados por la lámpara gigante. Caminaron toda la noche pasando por todo tipo de caminos desde los más tranquilos y lo más peligrosos. Treparon por riscos, cruzaron lagos y tuvieron que pasar cerca de un pequeño precipicio de unos 20 metros de profundidad por un camino de 2 metros de ancho.
Cuando ya empezaba a salir las primeras luces del día y los chicos ya no podían mas la luz se detuvo a unos 5 metros de ellos, en un claro donde se veía una sombra inmensa detrás de ella. Pablo detuvo a Sirius con una mano para que no avanzara.
- ¿Ves?, te lo dije- dijo Pablo poniéndole énfasis a las ultimas tres palabras- nos llevo hacia un gigante o algo por el estilo.
- ¿Un gigante? ¿De verdad estas loco o que?- pregunto Sirius mirándolo con un poco de impaciencia- ¿de cuando acá los gigantes pueden encantar cosas y mas aun desde cuando pueden usar magia?
- Buen punto- dijo Pablo pensándose las cosas mejor- bueno entonces ¿si esa sombra gigante no es un gigante entonces que es?
- ¿Una casa?- le c pregunto Sirius mirándolo con cara de sabiondo, algo que Pablo siempre odiaba que hiciera.
- Ups, lo siento- se disculpo el muchacho- sigamos.
Los chicos siguieron caminando los pocos metros que le quedaban para alcanzar la lámpara. Al llegar al claro sintieron que el alma se les caía los pies.
- Bueno hermano una vez mas tenias razón, es una casa- le dijo Pablo a Sirius, mirando la casa que tenían delante de ellos.
- Si pero algo me dice que no somos los únicos que estamos buscando a los pecados.
La casa que veían los muchachos, o mejor dicho la mansión, estaba en ruinas y a punto de derrumbarse y parecía que un incendio había tenido lugar en la casa, porque realmente su estado era deplorable.
- ¿Qué diablos habrá pasado aquí?- pregunto Pablo.
- De verdad ni idea, pero creo que hicimos un viaje para nada porque no hay anciano y no hay información que era lo mas importante- dijo Sirius sin dejar de mirar a la casa.
- Creo que deberíamos entrar- dijo Pablo.
- ¿Estas loco?- le pregunto Sirius, mirando a su hermano como si hubiese perdido la cabeza- y mira que desde ayer me lo e estado pensando y de verdad creo que lo estas, ¿entrar a la casa?, ¿qué clase de idea es esa?, ¿y si la casa nos cae encima?
- Pero que melodramático eres de verdad Sirius- le dijo Pablo mirándolo con mala cara- la casa se nos va a venir encima, si no se a caído hasta ahora no se va a caer porque entremos en ella, y quiero entrar porque algo me dice que encontraremos algo hay dentro.
- Un zombi o un Inferi- le dijo Sirius a su hermano.
- ¿Acaso le tienes miedo a los Inferi?- le pregunto Pablo.
- A los yo no comande si les tengo miedo pero si los comando no hay problema- le contesto Sirius con una sonrisa en su cara.
Pablo suspiro y se decidió entrar a la casa, y Sirius, contra todas sus fuerzas, lo siguió. La casa por dentro no tenía mucha diferencia que la parte de afuera, estaba en un estado deplorable y lleno de polvo y cenizas, confirmando el hecho de que un incendio acabo con su majestuosidad. Los chicos vieron por todas desde el vestíbulo hasta el sótano, al a lo que Sirius se opuso rotundamente por mas de 15 minutos, pero no encontraban nada que los ayudara. Después de tener como una hora revisando la parte de abajo de la casa, decidieron subir y revisar el segundo piso. Al llegar al final de las escaleras se separaron para cubrir más terreno, Sirius fue a la izquierda y Pablo a la derecha.
Los chicos revisaron cada uno de los cuartos, estudios y baños que encontraron, que eran unos cuantos, y ya estaban por rendirse cuando Pablo llego al final de uno de los pasillos y vio la puerta de uno de los cuartos entre abiertas y decidió entrar, pero al empujar la puerta y ver lo que se encontraba dentro pensó que hubiera sido mejor no entrar.
- ¡SIRIUS!- grito Pablo, acto seguido de la aparición del llamado, que llego muy rápido para tratarse de Sirius, pensó Pablo.
- ¿Qué?- pregunto este al llegar.
- Mira- dijo Pablo señalando el suelo.
Sirius, al bajar la mirada, vio el cuerpo calcinado de un hombre que estaba boca abajo con las manos en el pecho como si estuviera protegiendo algo.
- ¿Crees que es el anciano?- pregunto Sirius con un hilo de voz.
- Estoy más que seguro- dijo Pablo arrodillándose al lado del cuerpo calcinado.
- Creo que llegamos de verdad muy tarde- dijo Sirius arrodillándose también.
Pablo agarro el cuerpo, volteando la cara hacia otro lado y con una expresión de asco. Al voltearlo vieron lo que sostenía entre las manos y, efectivamente como había pensado Sirius, estaba protegiendo algo.
- ¿Una carta?- pregunto este al mirar lo que estaba entre los dedos del calcinado.
- Si- dijo Pablo quitándosela de las manos al muerto y mirando para quien era- y creo que era para nosotros.
Pablo le alargo la carta a Sirius, que estaba sorprendido con lo que había dicho su hermano, y efectivamente, iba dirigida para ellos.

Hermanos Black
Numero 12 de Grimmauld Place
Londres

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