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Tema: Nova Brave Marsden Dom Abr 04, 2021 1:48 pm
no one
could save me but you
1x1InspiredSeriesTeen Wolf
"Cuando no hay oportunidad de ganar, sigue luchando. Cuando toda esperanza este perdida, encuentra otra manera. Y cuando estes derrotado, te levantas de nuevo. "
Beacon Hills nunca ha sido tranquilo, por lo menos lo que concierne el lado sobrenatural que los ingenuos habitantes desconocen.
Derek se siente en gran deuda con su familia y se juró no ser la decepción de todo el linaje, aunque el apellido Hale la haya pesado desde aquel incendio donde padres y hermanos perdieron la vida frente a los ojos de él. Actualmente, se siente bastante motivado pues ha logrado formar su propia manada y todo marcha como lo planeado.
SIn embargo, su vida será puesta en jaque, desde su posición como alfa hasta su honor como representante de su familia; pero por sobre todas las cosas, su corazón y su naturaleza serán los más comprometidos cuando decida salvarle la vida a una extraña recién llegada al pueblo.
Nuevos enemigos que abatir, nuevos obstáculos que superar pero nuevas vidas por salvar, pues sin saberlo, Derek estará salvando la suya propia al encontrar a quien será la persona que logre sacarlo de entre las llamas ardientes y mortales de su pasado en las cuales quedó atrapado.
Personajes
What a wicked game you play...
Nova Brave Marsden Jessica de Gouw Humana Miss Marsden
Jujubes tootsie roll caramels jelly beans pie cotton candy candy. Gingerbread bonbon dragée. Apple pie cupcake gummi bears chocolate bar tart fruitcake halvah.
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Tema: Re: Nova Brave Marsden Dom Abr 04, 2021 1:49 pm
CHAPTER I
La huída
Nova MarsdenBeacon Hillscon Derek
Jamás había corrido tanto en su vida, Nova había pasado por la estación en la carretera para tomar algo de agua y hacer sus necesidades pero había tenido que partir nuevamente porque sentía que no debía confiar en nadie, nada de lo que siempre había creído era verdad. Las historias que solo veía por la televisión sobre vampiros, hombres lobos y otras criaturas sobrenaturales resultaban ser verdad y lo había descubierto de la peor manera, viendo como su propio compañero le decía que lo único que necesitaba era morderla y darle de su sangre para transformarla. El que? No quería permitir aquello, tenía un bebé en su vientre del que debía velar en ese momento. El mismo bebé que era la hija de ese idiota.
Nova apretó la mandíbula y respiró con fuerza agarrándose el pequeño vientre por un momento mientras hacía una pausa en su carrera, mirando entre los infinitos árboles, sintiendo que algo se movía entre ellos. Necesitaba un lugar seguro y no parecía tener escapatoria. Ella comenzó a caminar, la sed era demasiada al igual que el terror por estar en ese sitio tan entrada la noche, llevaba unos jeans oscuros, una camiseta blanca sin mangas y había podido tomar un pequeño bolso con algunas pertenencias, dinero y sus documentos, pero no tenía demasiado que perder más que su propia supervivencia y la de su hija.
Cuando ya creía no poder más de lo cansada que estaba la había visto, una casa completamente lúgubre en medio de aquel bosque, parecía haber sido víctima de un incendio en el pasado o algo por el estilo, En ese momento no importaba. Ella entró por la puerta trasera y se dejó caer sobre el maltratado sillón de la sala de estar, intentando descansar de esa huida desesperada.
No siempre se tenía que lo que se quería o por lo menos eso nos había enseñado mi madre. Hoy se lo agradecía porque si no fuera por sus sabios consejos, no podría decir con exactitud dónde estaría ahora, probablemente bajo tierra. Por primera vez sentía avanzar un poco después de tantos años repetitivos donde el ciclo parecía no finalizar ni mutar nunca. Ahora que contaba con una manada-recién establecida pero manada al fin-podía asegurarme una base sólida. La contraparte la seguía teniendo en Beacon Hills mismo, donde sus habitantes "normales" aún me lapidaban con la mirada. Ya había aprendido a convivir con ello rememorando las palabras de mi familia y si bien ni el dolor ni el juicio me abandonarían, se acrecentaban ansias de querer vivir en paz, a pesar de que todo a mi alrededor demostrara lo contrario al punto de ni siquiera poder realizar unas míseras compras en el centro que ya sentía los ojos inquisidores sobre mi nuca. Lo intentaba ignorar pero era agotador.
Todo esto era lo que pensaba una y otra vez mientras corría en medio de la naturaleza. Aquella era mi visa directo al autocontrol y a la liberación puesto que me ayudaba en gran manera. Sin embargo, tampoco quería arriesgarme a ser acusado-de nuevo-con cargos totalmente falsos hacia mi persona. La ley y sus jodidos laberintos legales que sólo buscaban hundirme. Increíble a lo bajo que llegábamos por estar a merced de la humanidad tan frágil, ingenua y desprotegida. Al regresar a lo que algún día fue un cálido hogar-hoy intentando reconstruirlo un poco-sentí algo extraño que me hizo detenerme en seco en el umbral de la puerta de entrada. Mi cuerpo se puso en alerta y dispuesto a defenderse y a atacar en cualquier instante. Me valí de mis oídos y mi olfato y fruncí el ceño mientras ingresaba al hall. Seguí el camino que mis sentidos me indicaban pero no tardé ni dos segundos en dar con el motivo de mi inquietud. Al encender las luces de la sala de estar, la vi durmiendo allí.
¿Qué?
Miré a mi alrededor comprobando que no haya nadie más. Lejos de quedar satisfecho recorrí el resto de la casa y los alrededores pero mis sentidos no fallaron. Sólo estaba...esa joven. ¿Quién demonios era? Volví para no perderla de vista. Allí seguía. Mantuve mi buena distancia y continue en alerta. Lo último que debía hacer era bajar la guardia y confiarme. No obstante, sí dediqué unos minutos a observarla. Era joven, atractiva pero se la veía frágil, ingenua y desprotegida. Por algo no me sorprendía al verla pero más allá de eso, se la notaba agotada, sus ropas estaban sucias y se notaban a leguas las ojeras debajo de sus ojos. Divisé un bolso a su lado y no titubée en revisarlo. No había nada fuera de lo habitual y hasta llevaba sus documentos. "Nova Marsden". No era de aquí. ¿Cómo rayos había llegado hasta mi sala de estar? Recordé que debía arreglar la puerta trasera de la casa pero como nadie osaba acercarse ni a mil metros de la vivienda, hasta ahora no me había preocupado por enmendarla. De hecho, las criaturas como yo no solíamos depender del cerrojo de una puerta segura.
¿Quién era?
Lo último que añoraba era tener visitas y mucho menos huéspedes en mi casa por tiempo indeterminado. Iba a esperar a que despertara para echarla. No era mi problema, ya suficiente tenía yo lidiando con mi existencia. La siguiente noche había luna llena y por fin podría admitir con seguridad que los míos ya podían controlarse con decencia sin provocar desastres y tragedias indeseadas. Por ello es que esta joven no sería un grano más. No obstante, me había llamado la atención que no contaba con ningún tipo de móvil u objeto que la comunicara con alguien.
De muy mal humor, fui a buscar una silla y la coloqué justo frente al sillón. Me crucé de brazos y esperé a cara de perros que la pálida despertara. Por alguna extraña razón, no quise interrumpir su descanso. Sabía perfectamente lo que se sentía que te despertaran bruscamente sólo para informarte que todo a tu alrededor estaba cayéndose a pedazos. No tenía ni la más remota idea de quién era esta joven pero no era tonto, de alguien estaba huyendo y por ahora no planeaba entregarla a la guillotina, no si me aseguraba que no fuera una amenaza.
Al fin y al cabo, no era la bestia que todo Beacon Hills pensaba que era.
Conocía el pueblo, había estado visitando con su pareja alguno de sus rincones aunque por alguna extraña razón Sebastien lo evitaba algunas veces. Creía haber escuchado que había tenido problemas con algunos de los habitantes pero no sabía mucho más y no le sorprendía que se hubiera peleado con alguno por tonterías.
Su pareja era un hombre rudo, muy muy terco y cada vez que hablaba parecía gruñir. Su carácter a pesar de todo parecía haber menguado desde que la había conocido y había logrado conquistarla hasta que ella sintió estar enamorada completamente. Habían comenzado como amantes, luego habían sido novios y hasta que habían comenzado a convivir todo parecía un jardín de rosas. Hasta que había quedado embarazada. Sebastien había comenzado a comportarse como un perro rabioso ante cualquiera que se le acercara o quisiera hablarle y Nova no estaba acostumbrada aquello. Era un alma libre que le gustaba pasar tiempo con sus amigos y su familia. El aislamiento no era lo suyo. Y al fin lo había enfrentado para enterarse de algo completamente espeluznante del que había sido su compañero.
Ahora huía de esa vida creyendo que si la encontraba iba a terminar con su vida y para ello había hecho ese agotador viaje. La cabaña era la que le había salvado de dormir a la interperie. Y de lo que no se enteró fue del tipo que había entrado y la miraba como un gran lobo salvaje a su presa hasta que un pequeño dolor en su vientre hizo que ella se removiera y quedara de costado, su musculosa levantada hacia su cintura y el pequeño pero abultado vientre a la vista del hombre aquel que aguardaba se marchara de su hogar. El pequeño dolor la alertó, seguramente estaría deshidratada por no tener agua a la mano ni haber comido en esos días y su niña estaba quejándose allí. Nova abrió lentamente los ojos, de un celeste muy claro y se tapo el abdomen. Debía salir a por algo de comer.
Lo que no se imaginó que al sentarse sobre el sillón se encontrara de frente con ese hombre de ojos claros y con el ceño fruncido más guapo que había conocido. - Esto.. creo que ya debería marcharme.. - murmuró porque en ese momento no podía confiar en nadie y todo cuánto le habían contado la aterraba. La morena se puse de pie con rapidez y aquello género un fuerte mareo que la hizo llevarse una mano a la cabeza y perder el equilibrio antes de desplomarse contra el cuerpo fuerte del dueño de la casa.
Imposible intentar relajarme, muy por el contrario, me sentía en un estado de alerta constante que no me dejaba ni siquiera pestañar. Mis ojos no se retiraban de aquella joven. La situación me parecía incómoda e innecesaria. Para peor, cabían dos posibilidades: esperar que no sucediera nada extraño en mi círculo social-como solía suceder- o esperar que no sucediera nada extraño fuera de mi círculo social, ergo, cualquier cosa relacionada con esa nueva huésped indeseada. Todas conducían a un mismo destino: tenía que deshacerme de ella a toda costa o sería un dolor de cabeza.
No tardó en reaccionar. Contuve la respiración por un instante. La curiosidad me mataba pero no era parte de mi esencia dejarme llevar por sus riendas. Mis objetivos eran pocos y claros y ninguno contemplaba el darle refugio a individuos, sin importar de qué naturaleza sean. Por empezar, quizás lo único que me dejaba tranquilo a medias, era el saber que esta joven aparentaba ser una humana, ya que incluso a Lydia se la notaba distinta.
Me incline muy levemente hacia atrás cuando realizó su primer movimiento, un poco brusco. Sus ojos eran de un azul oceánico y atrapantes, grandes y peligrosos. Usualmente no me dejaba llevar por esas cosas, menos cuando se trataba de mujeres así de atractivas; pero buscaba leer su interior y era la mirada la que nunca mentía. Miedo. De hecho, podría hasta nombrar "desesperación" e "incertidumbre" si lo sumaba a lo que percibía desde mi lugar. Toda ella era una caja de Pandora, pues no sabía en cómo se iba a decantar todo esto. Sin embargo, me quedé callado y no moví un pelo. Mis labios se encontraban en una fina linea. Seguía bastante encabronado. Beacon Hills estaba lleno de sitios donde hospedarse...¿Por qué me tocaba esto a mí? Odiaba las visitas. Luego de haber vivido con una familia tan numerosa, entre el bullicio y el movimiento, tantos años después sólo me podía concebir entre el silencio y la soledad.
No acoté nada a sus palabras. De hecho, me había robado las palabras de mi boca. No era maleducado y sabía muy bien de modales, más cuando se debía dar una patada en el trasero sin dejar de ser un caballero cuando se mujeres se trataba; aunque claro, no me esperaba que perdiera el equilibrio e instintivamente reaccioné sujetándola de la cintura para evitar que cayera al suelo y se golpeara. Sin rodeos, la empujé contra el sillón para que se sentara de nuevo e incluso hice presión sobre el lugar donde la había sujetado como para que entendiera que no debía moverse así pero en el interín que me volví a sentar en la silla, a raíz de la cercanía noté algo raro en su aroma, cosa que de inmediato ignoré.
Me crucé de brazos. En aquel lapso, pude notar la extrema palidez de su rostro, la resequedad de sus labios y sus ojos algo vidriosos; todo producto de la deshidratación. No quería perderla ni un segundo de vista pero no podía evitar ser hospitalario. Suspiré y me incliné un poco hacia la joven para hablarle por primera vez. Mi tono fue monótono, un tanto frío pero no podía decirlo de otra forma que no fuera la mía: -Voy por agua. Si te mueves de este sillón, te alcanzaré en menos de lo que tardas en decir "hola". Dicho esto, no esperé su respuesta. Me levanté y fui a buscar un poco de agua a la cocina. Seguramente también tenía hambre pero ese no era mi problema. Esto no era un motel.
La castaña no pudo evitar sentir que su pecho se cerraba y su cuerpo debilitado cayera sobre aquel hombre que la sostuvo para devolverla al sillón como si su lugar fuera allí. Nova suspiró, creía poder marcharse pero no había previsto aquella debilidad tan latente y temía que algo afectara a su bebé. Necesitaba marcharse, ir a un hospital, huir de allí luego de pedir medicamento y comida. Ese tipo no le daba ninguna seguridad de que no fuera a llamar a la policía o peor, a la manada de Sebastien que en ese momento le estaba buscando. No. Debía marcharse antes de decir "hola".
Nova divisó su bolso, ese maldito lo había abierto. Tiró de él para poder llevarlo con ella y buscar alguna "arma" que pudiera usar en contra de ese hombre si fuese a atacar, solo tenía un cepillo, los documentos y algunas toallas de mano. Podía hacerle un corte de cabello y un peinado al hombre pero jamás atacarlo. Ella bufó con frustración sentada allí esperando porque él volviera. Mirarlo siquiera le había resultado aterrador, aunque sus ojos, esa fuerte mirada ocultaba algo más que no podía muy bien describir, había visto dolor y soledad en ellos? Estaba confundida. - Estaremos bien bebé, ya lo verás.. - susurró acariciando su vientre debajo de su blusa mientras observaba al hombre regresar con un vaso de agua. Que hospitalario..
Al tomar el vaso con la mano libre Nova bebió con rapidez de éste tan sedienta como si no lo hubiera hecho en mucho tiempo, que así era. Deseaba nadar en ese maldito vaso de agua que se había acabado tan rápido. El embarazo había hecho que sintiera sed a cada instante y también hambre, su niñita sería como su padre.. y era la primera vez que pensaba en ello. Tendría la misma condición que Sebastien? Su bebé sería una mujer lobo? El desconcierto y la ignorancia por su futuro hacían mella en ella. - Mi nombre es Nova, quien eres? - se animó a preguntar su corazón latiendo con fuerza dentro de su pecho.
Mientras me dirigía a la cocina y me tomaba el trabajo de buscar un vaso y una botella de agua para cargarlo, mis oídos estaban atentos a los movimientos de la joven. Si en esos instantes, decidía salir corriendo no me opondria, de hecho, me estaría haciendo un gran favor. No obstante, hice todo lo más rápido posible y al regresar, ella seguía allí. Por lo menos, no le di tiempo a que se fuera a hurgar por la casa pero tampoco había demasiado. Gracias a que durante años he sido el blanco fácil de cualquier suceso oscuro de este pueblo, la policía siempre me mantenía en el ojo del huracán, por lo cual mi hogar era un gran caparazón vacío. La máxima tarea que cumplia era evitarme vivir bajo un puente. Eso era lo que yo determinaba por un lado, y por el otro, simplemente no tenía nada. Mi vida no representaba algo significativo y grande como para ser representado en algún objeto. Y por esto mis paredes no tenían nada colgado, los colores eran neutrales y en algunos lugares hasta estaban corroídos por la humedad y se resquebrajaban. Lo único que más o menos había mantenido "habitable" era la cocina y el baño por obvias razones naturales, en resumen porque estaba obligado. Más allá de esto, terminaba de entender porqué esta joven había decidido recostarse en el sillón cual Blancanieves: aquí parecía no vivir nadie. ¿Acaso me consideraba digno de tener una vida "normal", dentro de mi posible "normalidad? Así que al volver, me senté de nuevo en la silla y le ofrecí el vaso dejando la botella de agua sobre el suelo, a un costado pero como era de esperarme, la recogí otra vez y directamente se la en mano a la joven. Sabía lo que era huir, lo que era estar sediento y hambriento y a merced de lo que deparara el mundo. Si ella no reaccionaba, la comería porque todo se resumía a sobrevivir.
Como si estuvieramos tomando un café en el bar del centro, se presentó como Nova-cosa que ya sabía-pero decidí evadir su pregunta. Era un interrogante que ni yo mismo podía responderme, aunque claro, simplificándolo a la humanidad, probablemente quisiera saber mi nombre. Ignoré aquello, sabía que en cualquier momento iría la grano. No pretendía involucrarme demasiado porque si llegaba a estar involucrada en cosas turbias y la policia supiera que había pasado por mi casa, sería detenido sin más preámbulos. Otra vez pasar por lo mismo era un jodido dolor de cabeza. No obstante, me volcaría a encontrar la mínima información que requería por si pasaba algo y pudiera usarlo en mi defensa aunque en el medio, recordé haber escuchado unas palabras que no pude comprender bien.-¿A quién le hablabas?-repliqué de inmediato. En ningún momento quité mis ojos de los suyos. No tenía porqué y era una forma indirecta de ver si con eso la intimidaba a que respondiera mis preguntas.
Aquel hombre tenía la mirada tan profunda que lograba que se sintiera incómoda, pero no era su intensión su hospitalidad sino huír de su ex pareja. Ella miró el agua que él le había llevado y se llevó el vaso a los labios con bastante sed, su cuerpo se lo agradecía por lo que ella no tardo en volver a llenar el vaso con la botella y tomar hasta que ésta estuvo vacia, se sentía más fresca, luego de tanto correr para salvar su vida. - Veo que no me dirás tu nombre.. - le dijo, su mirada celeste puesta en él también, como si lo estuviera regañando con esa mirada asustada y dulce. Necesitaba ponerse en pie, necesitaba poner su cuerpo en movimiento pues no podía quedarse demasiado tiempo en un solo sitio, estaba al tanto que los lobos rastrearían el lugar en su búsqueda y sin duda Sebastien la encontraría.
A la pregunta de él al principio no la entendió, pero luego cayo en la cuenta que le había escuchado hablarle a su bebé. No podía decirle a un desconocido, no podía mostrarse más vulnerable de lo que ya se sentía. Su embarazo estaba en riesgo y temía que si las cosas empeoraban no llegaría a termino. Y aquello la espantó haciendo que su labio inferior temblara ligeramente. No podía confiar en nadie y sin embargo, ese hombre de mirada penetrante y gesto duro se le hacía lo más próximo a su salvador en ese momento. - Necesito ayuda, hay una manada del otro lado del rio, que me busca, yo... no tengo nada más que a.. - ella no lo miraba mientras se sinceraba, se había levantado para espiar por la ventana por si veía algún movimiento extraño. Al voltearse descubrió su vientre pequeño y puntiagudo, a pesar de sus cinco meses de embarazo aún su hija era muy pequeña en él y había que ser muy observador para descubrirlo a la primera con su blusa. Ella pasó una mano por el pálido vientre, aun no tenía nombre para su pequeña, aun no sabía si ella iba a nacer con bien si ambas seguían huyendo.
Aquel hombre tenía la mirada tan profunda que lograba que se sintiera incómoda, pero no era su intensión su hospitalidad sino huír de su ex pareja. Ella miró el agua que él le había llevado y se llevó el vaso a los labios con bastante sed, su cuerpo se lo agradecía por lo que ella no tardo en volver a llenar el vaso con la botella y tomar hasta que ésta estuvo vacia, se sentía más fresca, luego de tanto correr para salvar su vida. - Veo que no me dirás tu nombre.. - le dijo, su mirada celeste puesta en él también, como si lo estuviera regañando con esa mirada asustada y dulce. Necesitaba ponerse en pie, necesitaba poner su cuerpo en movimiento pues no podía quedarse demasiado tiempo en un solo sitio, estaba al tanto que los lobos rastrearían el lugar en su búsqueda y sin duda Sebastien la encontraría.
A la pregunta de él al principio no la entendió, pero luego cayo en la cuenta que le había escuchado hablarle a su bebé. No podía decirle a un desconocido, no podía mostrarse más vulnerable de lo que ya se sentía. Su embarazo estaba en riesgo y temía que si las cosas empeoraban no llegaría a termino. Y aquello la espantó haciendo que su labio inferior temblara ligeramente. No podía confiar en nadie y sin embargo, ese hombre de mirada penetrante y gesto duro se le hacía lo más próximo a su salvador en ese momento. - Necesito ayuda, hay una manada del otro lado del rio, que me busca, yo... no tengo nada más que a.. - ella no lo miraba mientras se sinceraba, se había levantado para espiar por la ventana por si veía algún movimiento extraño. Al voltearse descubrió su vientre pequeño y puntiagudo, a pesar de sus cinco meses de embarazo aún su hija era muy pequeña en él y había que ser muy observador para descubrirlo a la primera con su blusa. Ella pasó una mano por el pálido vientre, aun no tenía nombre para su pequeña, aun no sabía si ella iba a nacer con bien si ambas seguían huyendo.
Me había preparado para recibir cualquier tipo de respuesta y sopesaba que serían las típicas o quizás que se rehusara a responderme pero sí que me había tomado un poco por sorpresa y lo que siguió ni en un relato del mejor autor podría encontrarlo...
Escuchar la palabra "manada" me hizo querer dar un sobresalto mas este sólo sucedió en mi interior, ya que por fuera seguía inperturbable. No obstante, a medida que avanzaba mi ceño se iba frunciendo cada vez más. Ni una sola palabra auguraba algo bueno. Muy por el contrario, apreté mis manos sobre mis muslos y me había quedado tan atornillado que incluso no atiné a moverme cuando la joven se dirigió hacia la ventana. Ahora sí eran demasiados latentes sus miedos e inseguridades, más lo comprendía no sólo por ser una mera novela de amantes enemistados sino que por lo que daba a entender, no era la única en discordia. De hecho, al captar su mensaje inspiré fuerte por la nariz para contener el aire en mis pulmones unos instantes y luego ir soltándolo de a poco a medida que iba analizando todas las posibilidades.
Mierda.
Y justo cuando pensaba que por fin iba a tener un poco de "normalidad" en mi vida. Claramente no había nacido para eso, era la cruz que me clavaba la vida a mis espaldas. Como sea, me obligué a no divagar. ¿Había dicho al otro lado del río? Por un breve instante, me di la oportunidad de mirar hacia el suelo, hacia un punto fijo al azar para intentar encontrar más concentración. Mi prioridad era no tener ninguna baja, no poner en riesgo a mi manada y hasta quería que Beacon Hills no fuera un daño colateral a pesar de los tratos que durante años había recibido por parte de sus habitantes. Era lo de menos, mi familia no hubiera querido que yo actuara con malas intenciones. Al fin y al cabo, aquella joven seguía bajo el techo de mi casa y por ende, me sentía responsable en algún pequeño rincón de mi moral de ayudarla. El problema residía en que hasta hacía un minuto atrás, no hubiera tenido ningún cargo de conciencia de echarla de mi propiedad; de hecho, tampoco me sentía parte de sus "temas personales", sin embargo, algo en lo profundo de mi ser me movió a accionar.
Me levanté de la silla. Mantuve mis labios sellados, debía cuidar todo lo que decía. ¿Hasta qué punto ella sabía de nuestra existencia? ¿De qué otra manada me estaba hablando? ¿Estuvo involucrada con el alfa? ¿Era pariente de alguien? ¿Cómo había llegado a ellos? Por esto es que me obligaba a guardar silencio y a ser cauteloso, porque de forma estrepitosa se me habían comenzado a acumular un sinfin de interrogantes. Me crucé de brazos y finalmente hablé:-¿Por qué te están buscando?-No quería que pensara que la estaba juzgando pero debía saber por lo menos la información básica. No quería soltarle un "Qué fue lo que hiciste" aunque me mordiera la lengua por querer hacerlo. No dejaba de ser educado después de todo. Suspiré.-Mira, te encontrarán. Tenlo por seguro. Aquí no estás segura.-Hice una pausa evaluando lo que diría a continuación. Sabía que me arrepentiría después de esto pero yo sabía lo que se sentía estar en su lugar, irremediablemente se había activado en mí la empatía de comprenderla puesto que era poco grato recordar lo vivido en carne propia cuando se huye, cuando no se tiene a nadie, cuando todos te juzgan, cuando nadie te entiende.-Toma tus cosas y sube al carro.-Sin más que decir, me giré y caminé en dirección al exterior para dirigirme hacia el Camaro. Lo único que se me ocurría ahora era salir de allí, por lo menos, llevarla a un lugar neutral. Era un gran riesgo. ¿Sabía quién era yo? Pronto lo averiguaría pero no quería adelantarme, si no lo sabía eso ocasionaría una dificultad extra que no quería sumar sin contar con el hecho de que me estaba ganando la rivalidad-si es que no la tenía ya-con otra manada y esto quebrantaba mi lapso de paz y armonía. Debía actuar rápido. Con suerte, tendríamos apenas un par de horas y realizando cálculos con mucho optimismo. En el carro necesitaría saber más.
No sabía si había hecho bien en contarle aquello a ese hombre que ni siquiera le había dicho su nombre, pero estaba tan desesperada en encontrar un lugar seguro que solo el podría ayudarla. Algo dentro suyo se lo decia. Aunque tendría en confiar demasiado en las personas. Nova sabía que aquello era un gran defecto y lo había comprobado con su ex pareja hacía muy poco tiempo.
- Por favor, no tienen que saber que estoy.. que estamos aquí.. - le pidió la castaña, su mirada turbos de nerviosismo por querer salir corriendo de allí antes de que aparecieran. Él solo pensarlo le daba una leve presión en el vientre que no le gustaba nada. Necesitaba serenarse, por ella, por su hija y por el bien de aquel hombre que al final se había puesto de pie y parecía querer ayudarla. Ella estuvo a punto de comentarle lo que pasaba pero el la instó a subir a un lujoso automóvil negro y ella no se negó a ello. Se subió y se abrocho rápidamente el cinturón de seguridad. - A donde vamos? - preguntó, aunque ese hombre contestaba poco, era un gran misterio para ella. - Me.. me enteré que eran lobos, lobos antes de marcharme? Puedes creerlo? - seguramente el hombre creía que estaba loca. - Sebastien es mi expareja, el líder de.. eso.. han dicho alfa.. - algunos lo llamaban así, pero jamás se le había ocurrido preguntar por ello. - Quiere convertirme.. no creo sobrevivir.. no quiero eso y debo proteger a.. mi bebé.. - Nova hablaba atropelladamente intentando explicar porque estaba tan asustada. Casi había terminado siendo comida para animales, apenas entendía todo eso de que los hombres lobo, los que solo había leído o visto en películas eran reales y que habían estado con uno por un año entero y que quizás.. ella se llevó una mano a su vientre. Quizás su hija sería uno de ellos.