Salón de estar.

Siente su mano sobre la de el, recorriendolo lento.

Su bello se eriza, hacia años que no sentia que su cuerpo le desobedeciera de esa manera.

Desabrocha su camisa lentamente, busca sus labios.

Se levanta despacio, llevandolo con él entre besos a su habitación. Solo por precaución de que gal despertara.

Lo sigue a pasos torpes.

LLega de la mano de Deveraux, sentandose en el sillón junto a él.

Apoya la cabeza de el en su regazo, mimandolo, sabe que lo necesita.

Se levanta de su regazo, se acomoda en su pecho, abrazando su cintura por debajo de su ropa.

- Te extrañe.. - confiesa, sonrrojado, sigue con sus mimos suaves.

Sonrie, atrayendolo hacia él, acariciando su cintura, por el filo del pantalón. Busca su cuello con sus labios.

Ladea el cuello, dejandolo, acaricia su cabello.

Lame y roza con sus colmillos su cuello muy despacio, casi llevandolo a un extasis nuevo.

Juega experto con sus tetillas, endureciendolas con sus caricias, sin separar su abrazo.

Se estremece a su contacto, busca sus labios.

LLega a sus labios, más intenso de lo que jamás fue. Voraz.

Lo toma por la cintura, apoyandolo cada vez más en si mismo, son una media sonrisa torcida en el rostro. La puerta al infierno.

Lo besa intenso, sin perder esa mirada, humedo.

Lentamente, escabulle sus manos bajo su ropa, acariciando sus nalgas lentamente, subiendo y bajando por su espalda. Roza sus entrepiernas sutilmente, encendiendo su cuerpo.

Ahoga un jadeo en sus labios, acercandose mas a el, lo besa ansioso.

Sonrie gamberro, llevando una de sus manos a la camiseta de su joven vampiro, subiendola entre caricias, siguiendo con los movimientos lividinos de sus caderas e intensificando ese beso abrazador.

Lleva torpemente su mano a su espalda, acariciandola tembloroso.

Desnuda su pecho y lleva sus labios a uno de sus endurecidos pezones, jugando en él con la lengua.

Sube su mano, aun temblorosa hacia su cabello, su pecho sube y baja, desquisiado, sintiendolo.

LLeva la misma mano que lo acariciaba a su pantalón, acariciando su miembro aprisionado con lentitud, torturando su candencia.

- Siru.. - no alcanza a decir bien su nombre, sintiendo sus caricias.

Despacio, su mano penetra en su patalón, llegando por fin a ese punto tan exquisito, lo acaricia, sin piedad. Aun con sus labios en su pecho.

Lo acaricia con manos torpes, estremeciendose por momentos.